((**Es15.542**)((**It15.631**))
CAPITULO XXI
EL BEATO DON BOSCO
EN SU CORRESPONDENCIA
EPISTOLAR
CIERTAMENTE las cartas de don Bosco no estaban
escritas para que las leyeran otros distintos de
aquéllos a quienes él las dirigía; y, sin embargo,
escritas un poco a la buena y para la necesidad
del momento, resulta que aquel momento se alargó y
las cartas palpitan todavía hoy como algo vivo.
Son como reliquias vivientes de una vida grande,
cuyas mínimas manifestaciones poseen una innata
atracción tal, que la mayoría de los lectores no
queda insensible ante ellas; presentan, además, un
interés psicológico e histórico, con capacidad
para llamar en todo tiempo la atención de los
estudios os. Los buscadores de la santidad se
complacen en reconocer y apreciar en ellas muchos
alientos de aquel amor sobrenatural, que describe
así el autor de la Imitación de Cristo 1: <>El amor es circunspecto, humilde, rectilíneo,
no es muelle ni frívolo, ni dado a las cosas
vanas. Sobrio, casto, estable y pacífico, guarda
con recato todos sus sentidos>>.
Nos quedan bastantes cartas del año 1882, que
no encontraron lugar a propósito en los capítulos
precedentes y que reuniremos aquí, agrupadas por
la semejanza de su contenido.
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1. GRATITUD
La señora Sofía Bonola Mattei, de Milán 2, le
había enviado una pequeña cantidad, en parte, para
pagar una deuda y, en parte, con una obligación;
y, sin embargo, he aquí cómo la agradece.
1 L. III, Cap. V, 22 y 23 (LEON SANSEGUNDO, Ed.
Regina, Barcelona)
2 Véase Vol. XIV, pág. 101, en la nota.
(**Es15.542**))
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