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((**Es15.532**) los salesianos de San Nicolás sabemos esta verdad, que llena nuestro corazón de afecto y gratitud al Señor y a usted; por tanto, como los salesianos de todas sus casas, también nosotros, los de San Nicolás, ofreceremos el día quince de agosto nuestras misas y comuniones a fin de obtener de la Bondad divina la conservación de sus preciosos días, y la prosperidad y salud que necesita para el buen gobierno de nuestra Sociedad. Estos son, querido padre, los sentimientos, cuya manifestación es el único regalo que nos es dado enviarle desde estas lejanas tierras. Recíbala como la expresión de nuestro agradecimiento y sincero afecto, y nos bendiga>>. Estas efusiones de afecto, como de hijos al padre, están, diremos así, a la orden del día en las cartas de los salesianos a don Bosco y constituyen un documento nuevo en la historia de los grandes Fundadores de Ordenes o Congregaciones religiosas. He aquí otra prueba procedente de Uruguay, de donde vamos a hablar ahora. Don Lorenzo Giordano, al describir las cordiales fiestas dedicadas a don Luis Lasagna a su vuelta de Europa, por parte de hermanos, amigos, alumnos y exalumnos, prorrumpe de repente en estas expresiones 1: <<íOh amadísimo Padre, qué fiesta le darán a usted en el cielo sus hijos queridos! íQué recibimiento! ((**It15.619**)) íQué alegría para su corazón! Es un pensamiento consolador para nosotros, que estamos tan lejos y quizá para siempre de usted, que tanto trabaja, sufre y reza por sus hijos. Que el Señor le conserve todavía mucho tiempo para nuestro bien y el de tantas almas y, por otra parte, apresure el Señor el día de alegría y de fiesta eterna en el cielo, cuando los hijos se encuentren de nuevo unidos a su amado Padre para no separarse nunca más de él>>. La nueva inspectoría uruguaya, confiada a don Luis Lasagna, tenía entonces cuatro casas: el colegio Pío en Villa Colón, el oratorio de San Vicente de Paúl en Montevideo, la parroquia y colegio de san Isidoro en Las Piedras, y la parroquia también de San Isidoro en Paysandú. El colegio Pío, residencia del Inspector, fue reforzado notablemente de personal, de manera que, con las múltiples obras que atendía, entró en una nueva fase de prosperidad. El suceso más notable del 1882 fue la inauguración del Observatorio meteorológico 2. Su instalación requirió algún tiempo; pero se pudo inaugurar a primeros de mayo. La ceremonia se realizó con gran solemnidad, en presencia del Internuncio del Brasil, que se encontraba allí de paso, del Obispo y 1 Carta a don Bosco, Villa Colón, 26 de enero de 1882. 2 Véase más arriba, pág. 40. (**Es15.532**))
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