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((**Es15.51**) El Beato siguió dando noticias sobre el origen, el desarrollo y la finalidad de la Obra de María Auxiliadora para las vocaciones tardías y contó lo mucho que el Padre Santo se interesaba por la misma. Después prosiguió: Cuando fui a Roma el año pasado, el Sumo Pontífice estaba profundamente afligido por las expoliaciones que hacían a <> de sus centros y estaba preocupado por remediarlo, colocando en otra parte sus colegios misioneros. La Patagonia y la Tierra del Fuego, que tienen entre ambas una extensión equivalente a Europa entera, no han sido evangelizadas nunca; franciscanos, jesuitas, y dominicos no pudieron penetrar allí o tuvieron que desistir de sus intentos; pero ha sonado la hora de la misericordia para aquellos pueblos, puesto que aceptan la palabra de Dios, la cual está obrando maravillosas conquistas. El Padre Santo se ha decidido a establecer allí un Vicariato y una Prefectura Apostólica; pero lo que sería de mayor importancia es que se pudieran enviar numerosos misioneros. Precisamente, para que éstos se multipliquen, ha manifestado el Padre Santo su deseo de abrir un seminario, donde se preparen operarios evangélicos. Se han puesto los ojos en Sevilla, donde establecer un noviciado para misioneros, puesto que el español es la lengua que se habla en las regiones, a donde han de ir. Después se buscó un lugar en Francia, donde fundar un seminario por el estilo; pero se encontraron dificultades en la elección de la ciudad, por no haber otras que ofrezcan las mismas ventajas que ésta. -Yo confío, dijo el Padre Santo, en la ciudad de Marsella, donde se cuenta con religión y caridad; mirad a ver si encontráis personas que quieran ocuparse de ello y decidles, que no es a vosotros ni a mí a quien ayudarán, sino a la Iglesia. Era de temer que los Obispos, que tanto se afanan por tener sacerdotes, no se mostrasen contentos con que se enviaran a las Misiones, las vocaciones ya tan escasas. El Papa lo pensó... y don Bosco también; pero la obra de María Auxiliadora evita este inconveniente. Los jóvenes que tienen vocación al estado eclesiástico, hacen los estudios preparatorios y, al terminarlos, eligen con toda libertad entre incorporarse a una Orden religiosa o volver a su diócesis. Ya hay en Marsella treinta y dos alumnos de esta clase; mas, por prudencia, se han distribuido en distintas casas, como La Navarre y otras. Tenemos, además, esperanzas de vocación para unos trescientos franceses, sin contar los quinientos muchachos de la casa de Turín. La obra, aparentemente y a los ojos del público, está destinada a educar a los muchachos pobres ((**It15.47**)) y a formar obreros en talleres bien montados; pero la idea principal es descubrir entre los muchachos el germen de las vocaciones eclesiásticas y desarrollarlo. No se dirán estas dificultades en la conferencia general, para no divulgar ante una asamblea numerosa un objetivo, que la perversidad de los tiempos casi aconseja ocultar; pero tales dificultades deben estimular vuestro celo, porque dejan ver la grandeza y la importancia del resultado que hemos de conseguir. La fe sencilla y comunicativa del Siervo de Dios fascinó a las buenas señoras, que se ofrecieron a trabajar cada una por cuatro, para agenciar fondos y cooperar a sus piadosos proyectos; esta reunión dejó en todas un profundo recuerdo. Al final le invitó el párroco(**Es15.51**))
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