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con don Bosco en La Navarre se lo contó y, al
preguntarle si debería tenerlo en cuenta, le
respondió:
-Sí, sí, recuérdalo, tenla en cuenta, pon
atención a ello.
Fue Malán a La Navarre casi tres meses después
de haber hablado con don Bosco; llegó éste a
aquella casa en el mes de marzo de 1883. Le
hicieron una velada en la que Malán leyó un
discursito. Apenas lo vio don Bosco, le reconoció
y exclamó:
-Antonio, >>estás por fin en la prisión?
-Je suis au Paradis, le respondió Malán.
No nos consta de ninguna forma que don Bosco
previese entonces en el sencillo lugareño ((**It15.569**)) al
futuro obispo de Brasil; pero, después del
acontecimiento, podemos afirmar que una
preparación como la suya era el preludio de algo
extraordinario. Una observación del mismo género
debemos repetir, aunque con menos abundancia de
detalles, con
DON
MIGUEL UNIA.
Su biógrafo anónimo, que escribía el año 1898,
comenzaba así la introducción del libro 1: <>.
Era un campesino. A los veintisiete años, el
día de la fiesta de san José de 1877 se presentó a
don Bosco y le pidió que lo aceptase, porque
quería hacerse sacerdote. Don Bosco le aceptó para
el siguiente agosto. Verdaderamente su intención
no era la de hacerse salesiano; pero tuvo que
arreglárselas con don Bosco.
Volvió al Oratorio el primer día de agosto, y
fue enviado a Lanzo para prepararse a principiar
los estudios con los ejercicios espirituales.
Allí, le preguntó un día don Bosco qué pensaba
hacer cuando terminara los cursos de latín:
-Ir a mi pueblo, le contestó resueltamente.
->>No te gustaría quedarte con don Bosco?
-Siempre he pensado en ser cura en Roccaforte.
->>Y si el Señor te quisiera para un campo
mayor?
-Si el Señor me demostrase que ésa es su
voluntad...
->>Quieres una señal?
->>Cuál sería?
-Si Dios me revelara tu interior y yo te lo
dijera aquí a ti, >>tendrías en ello una señal de
que Dios te quiere conmigo?
1 Memorias biográficas de Miguel Unia,
sacerdote salesiano, San Benigno Canavese, 1898.
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