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tardará mucho y no podrá roer la gran Institución
Salesiana. Es cierto que un profesor de
matemáticas no se avendría, salvo en esta Casa, a
hacer tan humildes servicios como el de tocar la
campana. Pero la piedad sirve para todo. Al ver
actuar a todo un doctor tan modestamente y tan
despreocupado de sí mismo, se queda uno a mil
millas de distancia de imaginarlo 1. Y con todo
así son las cosas al lado de don Bosco y en su
Casa>>.
((**It15.564**)) Y
después de hablar de la música, de la piedad, de
la instrucción militar (era el tiempo de la guerra
en las escuelas del Oratorio), como anteriormente
había hablado de los talleres, concluía: <>.
La opinión de que don Bosco fuera
verdaderamente un santo seguía siendo alentada en
la casa por aquellas predicciones, que siempre
habían llenado su vida. Vamos a hablar a
continuación de dos ocasiones del año 1882, en las
que brilla con luz meridiana su virtud
adivinadora. La primera es la de su encuentro con
el futuro
MONSEÑOR MALAN.
Antonio Malán había emigrado con sus padres a
Tolón y tenía, desde los siete años, grandes
deseos de hacerse sacerdote; pero, dadas las
condiciones económicas de su familia, no se
atrevía a manifestar a los padres su deseo; y más
aún, siendo como era el mayor de cinco hermanos 2.
<>-íEs inútil pensarlo!
>>Y rechazaba aquel pensamiento que, sin
embargo, no tardaba en volver a mi mente>>.
Este sufrimiento le duró hasta los catorce
años. A los quince entró a servir en casa de la
noble y cristiana familia de los Combaud, que fue
después gran bienhechora de la Congregación. Estos
señores eran tan buenos con él y socorrían tan
abundantemente a su familia, que él
1 Alude al clérigo, después coadjutor, Camilo
Quirino. Era un hombre de ingenio penetrante, buen
conocedor de varios idiomas antiguos y modernos y
muy versado en matemáticas; tenía tal modestia,
que ella le retuvo de subir al altar. Siempre
veneró a don Bosco, el cual le quería mucho; dejó
fama de santo.
2 Una relación del interesado nos proporciona
los detalles de esta narración, menos uno que
hemos sabido por otras fuentes; la llama vista por
don Bosco.
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