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allí lo mismo que a un santo cristo un par de
pistolas; pero sea como fuere lo hicieron entrar.
La Marquesa había enviado a don Bosco una ofrenda
de quinientos francos por una gracia recibida y le
prometía veinticinco mil, si la Virgen le concedía
otra, que tomaba muy a pecho. Y don Bosco le
respondió 1:
Señora Marquesa:
He recibido su óptima carta con la
satisfactoria noticia de que ha resultado bien la
operación, que tanto le preocupaba, y que ya está
perfectamente restablecida. Bendito y alabado sea
el Señor por esta gracia.
En la misma carta ha incluido quinientos
francos para la iglesia del Sagrado Corazón de
Roma. Que María Auxiliadora se lo pague con
creces, tanto más cuanto que, por lo que dice en
su caridad, esto es sólo el principio de sus
ofrendas.
Deo gratias! No dejaré de rezar
particularmente, para que Dios haga que se realice
la unión indicada por usted, con tal de que sea
para la mayor gloria de Dios. Me dirá usted que yo
acepto la ofrenda de los ((**It15.558**))
veinticinco mil francos prometidos. Pero conviene
observar con atención que el Evangelio dice
claramente: <> y no: <>. Creo por tanto que estaría muy
bien comenzar a dar algo por adelantado.
No dejaré de tener cada día un recuerdo en la
santa misa por usted y por todas sus intenciones,
especialmente para que usted, sus parientes y sus
amistades puedan caminar por la senda del Paraíso.
Que Dios la bendiga, caritativa señora
Marquesa, y rece usted también por mí, que seré
siempre en J. C.
San Benigno Canavese, 8 de septiembre de 1881.
Su atto. y s. s.
JUAN BOSCO, Pbro.
Como se ve, no hay aquí nada, absolutamente
nada, que se pueda tildar de inconveniente en sí
mismo ni en relación a don Bosco, ni siquiera las
líneas subrayadas por el articulista. Pero ya se
sabe: Omnia inmunda inmundis. Estaba muy alta la
fama de la santidad de don Bosco para que llegaran
a ella y ofuscasen lo más mínimo su brillo los
viles conatos de sus detractores.
Nada especial se nos ha transmitido referente a
la fiesta de san Juan: el Boletín y los diarios
católicos de la ciudad repiten las acostumbradas
descripciones que nada nuevo nos dicen 2. Don
Bosco hace mención de ella en una carta al conde
Colle 3: <>.
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