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catecismo breve de cualquier diócesis, dárselo a
leer a un Cardenal o a otro prelado eminente por
su ciencia y, sobre él, hacer las oportunas
correcciones. Después, el Padre Santo examinaría o
haría examinar el librito y, por fin, lo
anunciaría como texto único para todas las
diócesis.
El Papa escuchaba benignamente, aprobando el
método; pero, en su prudencia, veía dificultades
insuperables por el momento. En la reanudación del
Concilio Vaticano podría ser que se llegara a
((**It15.537**)) esa
conclusión; sobre todo después de la publicación
del cardenal Pedro Gasparri.
La audiencia había durado casi tres cuartos de
hora; se hizo pasar a continuación a don Joaquín
Berto y a don Juan Tamietti para besar los pies.
Cuando llegaron a casa, don Bosco dictó esta carta
a don Joaquín Berto, para todos los Directores y
Misioneros. El mismo secretario multiplicó las
copias de la misma:
Muy querido en el Señor:
Te doy la muy agradable noticia de que hoy, 25
de abril, Su Santidad el Sumo Pontífice León XIII
se ha dignado recibirme en audiencia particular.
Impartió de corazón la bendición apostólica
para todos nuestros hermanos, sus alumnos,
Cooperadores y bienhechores salesianos. Procura
comunicar esta piadosa noticia, con una tarjetita
a propósito, a todos los que se interesan por
nuestras cosas y se prestan con gusto a favorecer
a nuestra santa religión católica.
Pido a Dios que nos conserve a todos en su
santa gracia y, encomendándome a vuestras
oraciones, tengo la alegría de poderme profesar en
J. C.
Roma, 25 de abril de 1882.
Afmo. amigo
JUAN BOSCO, Pbro. 1
1 Para Marsella, Proc. verb., Sesión del 25 de
mayo: <>.
Los directores comunicaban a las personas más
beneméritas la bendición del Papa. Valga como
muestra esta carta del Director del Oratorio,
dirigida a la señora Fava.
Respetable Señora:
Celebro poder anunciarle que el 25 de abril
ppdo. Su Santidad el Sumo Pontífice León XIII
dignóse recibir en audiencia particular a nuestro
queridísimo señor don Juan Bosco.
Entre otros favores, pidióle una bendición
especial para V. S. benemérita, que el Padre Santo
concedió de corazón.
Dignese aceptar la piadosa noticia, junto con
la debida reverencia de agradecimiento con que me
profeso
Turín, 1 de mayo de 1882.
Afmo. y s. s.
JOSE LAZZERO, Pbro.
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