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En su viaje hacia Florencia tuvo la agradable
sorpresa de encontrarse en Pistoia al director don
Faustino Confortóla, que le esperaba con filial
impaciencia y que le acompañó por la ciudad de las
flores, primeramente a casa de la mamá de los
Salesianos, la condesa Uguccioni. Como el año
anterior, también el 1882 pasaría la Pascua con
los florentinos.
Llegó al colegio entre las diez y las once de
la noche del sábado santo. Al entrar allí,
experimentó un gran sentimiento de alegría porque,
al fin, ponía pie en su propia casa.
-Por fin, dijo al pasar el umbral, pisamos
tierra salesiana, estamos en nuestra casa.
íBendito sea el Señor!
El día de Pascua confesó, celebró y distribuyó
la comunión a los internos. Eran unos treinta
muchachos los que formaban el primer grupo de
asilados. Por la tarde, les predicó y dio la
bendición. Llegó después la Condesa con su coche
para acompañarlo a casa del Arzobispo. Monseñor
prometió espontáneamente que asistiría a la
conferencia salesiana del segundo día de Pascua
por la tarde.
Se celebró esta conferencia en la iglesia de
San Florencio de los Padres Filipenses.
Sustancialmente fue una repetición de las
anteriores. ((**It15.530**)) No
hubo más novedad que lo referente a la obra de
Florencia y que el Director de la casa resumió en
estos términos 1:
Hemos abierto fuera de la Puerta de la Cruz, en
la calle Masaccio, n.° 8, el oratorio festivo y
después, con grandes sacrificios para reparar las
casas y proveerlas de mobiliario, el internado
para muchachos pobres, donde ya hay un grupo que
recibe cuanto se necesita para el cuerpo y para el
alma. Se nos han presentado numerosas peticiones
más de muchachos muy necesitados de ser internados
para librarlos del evidente peligro de perdición.
Pero ya está llena la casa, no queda un solo
puesto y el Director se ve obligado, con gran pena
de su corazón, a rechazar las más apremiantes
instancias y tener que decir: Ya no hay plaza.
Aún más. Además del oratorio festivo y del
internado, serían necesarias unas escuelas
externas en aquel barrio extremo de la ciudad,
donde sólo hay unas escuelas protestantes; pero,
lo mismo que para el internado, se requieren
obras. >>Y cómo construir y encontrar para ello
nuevas y elevadas cantidades de dinero, cuando hay
todavía una deuda de veinticuatro mil liras que
pagar por los terrenos adquiridos? Y doy órdenes
para que se construya: para el resto confío en
Dios, en la bienaventurada Virgen Inmaculada, que
ha tomado esta nuestra casa de Florencia bajo su
particular protección, y en vuestra caridad, mis
buenos florentinos.
De vuestra caridad, precisamente, espero los
medios para pagar las deudas, contraídas para
edificar una capilla nueva y agrandar la casa
actual, para sostener los gastos del oratorio
festivo y de las escuelas externas; porque, para
que guste a los
1 Carta de don Faustino Confortóla a don Juan
Bonetti, Florencia, 3 de mayo de 1882, publicada
en el Boletín de julio.
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