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allí, antes de irse, para felicitarle y saludarle
de nuevo. La colección pasó de las mil liras; pero
le entregaron, además, en mano otras dos mil
liras.
El día treinta y uno por la mañana, de acuerdo
con lo prometido en la conferencia, celebró la
misa de la comunidad por los bienhechores en
Sampierdarena. ((**It15.520**)) Fueron
muchísimos los que asistieron y comulgaron; luego
se agolparon a su alrededor en la sacristía, como
siempre, hasta la hora de comer y después de la
comida siguieron las audiencias hasta la noche.
Dos de los visitantes revisten particular interés
para nosotros.
Fue el primero un canónigo de Génova. Parecíale
que la doctrina de don Bosco sobre la limosna era
demasiado rigurosa; una discusión sobre el tema
podía ser beneficiosa para uno y para otro. Con
esta intención iba él. Empezada la discusión, la
conversación no terminaba nunca, de tal forma que
la gente, cansada de esperar su turno, empezó a
murmurar por el corredor y protestó al Director.
Don Domingo Belmonte se asomaba a la puerta de vez
en cuando para dar a entender que ya era hora de
dejar pasar a otro; pudo así ver que el canónigo
inclinaba la cabeza como convencido ante las
razones de don Bosco. Finalmente salió; pero
estaba tan desconcertado que no sabía hacia dónde
volverse y equivocó la puerta y las escaleras. Se
le acercó con toda cortesía el Director y le
acompañó hasta los pórticos. Al despedirse,
entregó una espléndida limosna.
El segundo visitante fue un padre capuchino,
santo varón a quien el asunto de la limosna
proporcionó una seria consecuencia. Sabía don
Bosco que el buen padre era el confesor de un
noble genovés ya anciano, sin hijos y
multimillonario.
->>Cómo es, preguntóle don Bosco, que ese señor
no da limosnas en proporción a su estado?
-Entrega cada año veinte mil liras para los
pobres, respondió el fraile.
->>Veinte mil liras solamente? Si quiere
obedecer a Jesucristo y dar en la medida de las
riquezas que posee, no bastarían cien mil liras al
año. >>Qué piensa hacer con su dinero?
-Lo comprendo; pero no es posible convencerlo
para que dé más.
-Y con todo conviene que reconozca esta
obligación y que cumpla con su deber.
((**It15.521**)) -No
sabría cómo convencerlo. >>Cómo haría usted, en mi
lugar?
-Yo le diría que no quiero ir al infierno por
su causa y que, si él
(**Es15.450**))
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