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Después de la plática y de la bendición, aún
quedaban tres cuartos de hora para la partida. La
gente se agolpó de tal manera sobre don Bosco que
don José Ronchail tuvo que hacer prodigios de
destreza para abrirle paso. El Beato parecía fuera
de sí. Muchos señores, que querían darle aún una
limosna, se acercaban a él como podían y ponían en
sus manos billetes de banco, que el compañero
debía estar muy atento a recoger, para que no
cayeran por tierra y fueran pisoteados o
extraviados.
Disuelta la multitud, ya cerca de la puerta, se
presentó la señora del dolor de muelas, llena de
alegría y diciendo a voces que, después de la
bendición de don Bosco, había cesado de repente el
dolor. Corrió la voz por todas las salas, se
encendió de nuevo el entusiasmo y volvió a
dificultarse la salida. Don José Ronchail empleó
todas sus fuerzas para arrancarlo de las manos de
los que se agolpaban a su alrededor, mientras él,
aturdido y jadeante, repetía en voz baja: - Dieu
soit béni en toutes choses (Bendito sea Dios en
todo).
Como Dios quiso, llegaron a la estación, donde
don José Ronchail apenas tuvo tiempo para meterlo
en un vagón, y arrancó enseguida el tren. Don
Bosco permaneció todavía algo aturdido, se fue
reanimando poco a poco y preguntó:
->>Qué es lo que ha ocurrido?
Don José Ronchail recordó en pocas palabras las
dos curaciones y él inclinó la cabeza y con
lágrimas en los ojos repitió de nuevo: Dieu soit
béni en toutes choses 1.
((**It15.512**)) Así
llegaron a Niza. Don Miguel Rúa atestiguó en los
Procesos que, dos meses después, vio a la señorita
Rohland, llegada a Turín en peregrinación de
agradecimiento durante las fiestas de María
Auxiliadora, de acuerdo con la promesa hecha a don
Bosco.
Don José Bologna, cuyo nombre sólo hemos
encontrado una vez en los documentos de este
tiempo, reaparece aquí hacia el fin en una carta
muy interesante, que le envía don Bosco en su día
onomástico.
1 Se conserva en nuestro archivo una relación
posterior del suceso, escrita por don José
Ronchail, a quien falló la memoria, puesto que lo
coloca en el 1881, cuando ciertamente fue en 1882.
En efecto, lo refiere muy brevemente la Gazzette
du Midi del 27-28 de marzo de 1882, como una
comunicación del 25, desde Cannes; además, el
Boll. Sal. de junio de 1882 habla del viaje de la
señorita a Turín para la fiesta de María
Auxiliadora y dice que había obtenido la gracia en
el mes de marzo anterior. Las religiosas
Auxiliadoras conservan religiosamente el amito
usado por don Bosco, cuando celebró la misa de su
capilla.
(**Es15.442**))
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