((**Es15.439**)
Se lee un detalle en los procesos diocesanos 1,
certificado por don Julio Barberis, que declara
haber conocido muy bien al interesado y haber
sabido por él todo el relato. Se presentó a don
Bosco en el patio un muchacho, a quien él nunca
había visto. Miróle el Beato, púsole el índice
sobre la frente, y díjole en voz baja:
-Aquí dentro hay algo que no me gusta. Ven
después a mi cuarto.
Fue el joven a la habitación de don Bosco, quien
le descubrió sus más secretos pensamientos. Este
hecho le impresionó de tal forma que cambió de
vida, se hizo salesiano y llegó a ser maestro
profesional en una casa de Francia.
En el itinerario que trazó a don Miguel Rúa
aparecían Grasse y Cannes. De Grasse no hay ningún
recuerdo; de Cannes tenemos la relación de un
hecho que, según lo más probable, se debe colocar
en este año 2. Después de la conferencia, una
señorita inglesa de unos veinte años se presentó a
don Bosco y le dijo.
-He oído decir que usted hace muchas
curaciones. Mi padre, que es doctor en medicina,
me ha enviado a los médicos más famosos de
Inglaterra y de París, pero sus cuidados no han
servido para nada.
Don Bosco le respondió que ((**It15.508**)) él no
hacía curaciones de ningún género, ni tampoco
entendía una palabra de medicina; quien hacía las
gracias y curaciones milagrosas era María
Auxiliadora, Madre de Jesucristo.
La señorita insistió diciendo que ella también
quería recibir la gracia de María Auxiliadara;
pero que, como era protestante, temía no ser oída;
que lo pidiera él en su favor. Don Bosco la animó
y le dijo:
-Aunque sea protestante, tenga fe y esperanza
firme en la Madre de Dios. Con este fin reparto yo
estas medallas. Tome una para usted; durante nueve
días haga una oración a María Auxiliadora y
curara.
En efecto, pasados unos días se presentó a don
Bosco en Niza el padre de la señorita y le dio las
gracias, diciéndole que su hija se hallaba
completamente curada y que estaba dispuesto a dar
la cantidad que quisiera. Don Bosco respondió que
él no quería nada para sí; que era la Virgen
Santísima quien había curado a su hija; que si
quería entregar algo para los muchachos pobres
mantenidos por la caridad pública, en sus
colegios, lo recibiría con gusto y agradecimiento,
1 Summ., Núm. XVII. De donis supernat., etc., &
69.
2 Se lo contó el reverendo Carlos Moro a
Lemoyne (véase Vol. XIV, pág. 356, nota) y éste lo
escribió.
(**Es15.439**))
<Anterior: 15. 438><Siguiente: 15. 440>