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el Siervo de Dios: <((**It15.493**)) una
colecta para su iglesia y su hospicio de Roma.
Era, pues, necesario prepararle el camino; no
había que perder tiempo, porque no iba a estar más
que dos días en Toulouse. Volví a tomar el tren de
las once. Obtenida la venia de su Eminencia,
anuncié la venida del Hombre de Dios con un
artículo en la Semaine Catholique, en el número
del día cinco>> 1.
En su artículo exponía la doble intención del
viaje de don Bosco, anunciaba su conferencia en la
catedral y hacía esta advertencia: <>.
Publicaron también este artículo el Echo de la
Province y Nouvelles, dos importantes diarios de
la prensa conservadora local. Así que la noticia
despertó una piadosa expectación entre los
ciudadanos de todo matiz.
Don Bosco llegó el día cuatro a media noche y
se alojó en el orfanato de la <>. Al
despuntar el día, una multitud de fieles invadió
la capilla para oír su misa. Después empezó el
desfile de visitantes, que no cesó hasta que, a la
hora convenida, se libró a duras penas de ellos
para ir a saludar al Cardenal. La conferencia se
fijó para la tarde, después de las Vísperas.
A la misma hora, debía predicar en otra iglesia
monseñor Lamothe-Tenet, rector de la Universidad
Católica de Toulouse; parecía un contratiempo;
mas, por el contrario, como se escribió, fue una
singular coincidencia que dio ocasión, si no para
oponer, al menos para comparar la elocuencia
docta, ((**It15.494**))
elegante y noblemente persuasiva de un prelado que
era el representante de un cuerpo académico y la
palabra descolorida e incorrecta de un italiano
muy ajeno a los primores de todo movimiento
oratorio. Y, sin embargo, la espera de esta
palabra prestó a la conferencia la atmósfera de un
acontecimiento.
1 El semanario llevaba fecha del domingo, pero
salía antes.
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