((**Es15.415**)((**It15.478**)) Don
Bosco no podía haber imaginado un guía mejor para
aquella importantísima ciudad, adonde llegaba por
vez primera, aunque hacía tiempo que la fama le
había precedido. Implorar caridad, visitar
enfermos y dar audiencias sería su diaria
ocupación, tanto en éste como en los demás viajes.
Sólo podemos informar de las tres conferencias que
dio en Lyon.
La tercera ciudad de Francia y una de las
primeras del mundo en los anales de la caridad,
debió ser para el gran apóstol de la caridad una
meta soñada durante largo tiempo para sus
peregrinaciones; pero le atraía sobre todo la obra
de la Propagación de la Fe, que había nacido en
Lyon y que tenía allí su dirección general.
En distintas ocasiones había solicitado ayuda
para sus Misioneros, pero siempre inútilmente,
porque su misión de Argentina no se hallaba en las
condiciones contempladas por los estatutos; y
ahora que se había empezado la evangelización
propiamente dicha, iba personalmente a dar cuenta
de los trabajos ya realizados y de los que se
realizarían en fecha próxima. El Consejo central
abrióle con gusto el salón de reuniones que se
llenó del todo para oírlo; cada miembro del
Consejo le tributó las máximas atenciones; el
Presidente le saludó en nombre de sus compañeros,
y dijo que su presencia atraería las bendiciones
del Cielo sobre los trabajos del Consejo.
Don Bosco dio las gracias y después de recordar
las atentas cartas que en diversas ocasiones había
recibido de aquella presidencia, defendió la causa
de la Patagonia, narrando los orígenes de la
misión, describiendo las primeras experiencias de
los misioneros y los frutos conseguidos, trazando,
por fin, el programa a seguir. Tuvo cuidado
especial al exponer el método adoptado para
conseguir mejores resultados que en el pasado. En
vez de aventurarse a entrar inmediatamente en las
peligrosas tierras de los salvajes, los Salesianos
se habían establecido en lugares civilizados
próximos a los confines de sus tribus. Allí habían
fundado una iglesia y una escuela, y con la
dulzura y los regalitos se esforzaban por atraer a
los hijos de los indios. ((**It15.479**)) Poco a
poco, a través de los niños, los misioneros habían
entablado relación con los mayores, hasta que
pareció posible hacer una expedición pacífica al
interior. Se tomó el camino del mar hasta Carmen;
pero una tempestad furiosa devolvió los navegantes
a Buenos Aires después de trece días. <>.
Otra experiencia más reciente, y la describió,
había dado óptimo resultado. Mientras él estaba
hablando, sus misioneros recorrían
(**Es15.415**))
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