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Muy querido Ronchail:
1. Apenas recibí tu carta, anunciándome la
enfermedad de la hermana de la señora Girard,
inmediatamente he ordenado que se hicieran
oraciones especiales, mañana y tarde, ante el
altar de María Santísima Auxiliadora y seguiremos
haciéndolas de todo corazón. Pero, >>esta curación
será para mayor gloria de Dios? >>Será de utilidad
para el alma de la enferma? Así lo espero. Rogad,
mientras tanto, en vuestra casa y, si place a la
gran Madre de Dios, veremos el milagro. De otro
modo, cúmplase la voluntad de nuestro Padre
Celestial.
2. Los trámites para el asunto del señor Piron
estarían ya concluidos. Pero hay un punto muy
delicado. Su excelencia Correnti, secretario de la
Orden de San Mauricio, me pide una nota sobre la
beneficencia hecha o que se espera de dicho señor
Piron. Por tanto, piénsalo: si confías poder
hacerlo tú mismo o conviene que yo escriba
confidencialmente.
Respecto al clérigo Reymond, ten en cuenta: si
fue despedido del seminario por razón de
inmoralidad, no puede ser aceptado en ninguna de
nuestras casas; si fue por otros motivos, dímelo.
3. A estas horas, ya estarán ahí Dellavalle y
Serra. Si no son suficientes, enviaremos más e iré
yo mismo 3.
4. No podemos decir nada sobre los impuestos a
imponer a los entes morales, porque, no teniendo
ni un céntimo en el presupuesto, no podemos
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presentar ningún balance. Si, de todas maneras,
quisieran un ejemplar de nuestras reglas, déseles
uno en latín.
5. Con el mismo fervor, con que rezábamos
cuando estuvo enfermo el señor ingeniero Levrot,
hemos empezado en seguida a hacerlo por su señora
esposa, apenas supimos que estaba enferma y
esperamos que Dios nos haya escuchado y que, a
estas horas, ya haya recuperado la salud.
6. En cuanto al título honorífico, cuando
estuve en Roma (en abril último), lo propuse al
Papa, el cual dijo que los documentos fueron
enviados al Cardenal Secretario de Estado y que
éste dio la cosa por hecha. Desde entonces no he
podido saber nada más. Sé, sin embargo, que el
Padre Santo, según costumbre, envió la cuestión al
Ordinario de Niza. Ya veremos.
7. He vuelto a escribir por tercera vez al
mismísimo Cardenal.
8. Las Juntas de señores y señoras son algo muy
importante para nuestro Patronato. Diles que todos
los días rezo por ellos. El Padre Santo envía para
todos una bendición especial e indulgencia
plenaria para cada vez que se reúnan en
conferencia.
9. Presentarás mis humildes saludos, con la
respetuosa ofrenda de nuestras oraciones a todos
nuestros bienhechores y bienhechoras, a la señora
Visconti, a la baronesa Héraud, a la señora
Daprotis, a la señora Guigou, al canónigo Giovan y
a monseñor Tibeau.
10. Dios nos bendiga a todos y ruega por mí que
siempre seré en J. C.
Tu
afmo. s. s.
JUAN BOSCO, Pbro.
1 Anuncia en broma su no lejana visita.
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