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nadie más, y que dejase todo en sus manos. El
Siervo de Dios se limitó a responderle que si, por
un casual, pidieran explicaciones o informes, le
preguntase al cardenal Bilio, el cual conocía muy
bien los asuntos de los Salesianos. Supo después
confidencialmente, por el cardenal Nina que el
Papa había nombrado secretamente una comisión
cardenalicia, compuesta por los eminentísimos
Sbarretti, Martinelli y Zigliara para el estudio
de la cuestión.
Don Bosco salió de Roma el nueve de mayo con el
corazón repleto de buenas esperanzas; y ya en
Turín, aunque se estuviera en la fase más aguda de
la causa de don Juan Bonetti, él no dejaba de
pensar en los trámites. Monseñor Masotti quería
que se le especificasen los privilegios invocados
en una exposición completa y documentada 1. No era
un asunto que se pudiese resolver en poco tiempo;
sin embargo, él respondió bastante pronto,
escribiendo a ((**It15.432**)) don
Francisco Dalmazzo 2: <>.
A poco de este envío, llegó a sus oídos una
música ya vieja y no muy alegre. <>.
Pareció que don Bosco no se dejaba impresionar
por estas penas; en efecto, a fines de julio,
sacudía a su Procurador, escribiéndole 4: <<>>Está
durmiendo el asunto de nuestros privilegios? Si no
se martilla el hierro cuando está caliente, se
trabaja en vano. Ve a ver a monseñor Masotti,
llévale mis saludos y ruégale nos diga qué debo
hacer. Si hay dificultades y cuáles. Es lo
prometido por el P. S. y por monseñor Masotti. Ten
paciencia. Si hace calor, toma un coche de hielo y
a correr>>.
1 Carta de don Francisco Dalmazzo, Roma, 7
junio 1882.
2 Carta, Turín, 19 junio 1882. Formaba parte
del paquete de papeles una <>,
que incluimos en el apéndice. (Doc. núm. 67).
3 Carta a don Bosco, Roma, 27 junio 1882.
4 Carta 29 julio 1882.
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