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de junio. Se tuvo una reunión con el Cardenal
Vicario a la que asistieron el marqués Patrizi, el
conde Vespignani, el empresario Andolfi, don
Francisco Dalmazzo y don Angel Savio. El
arquitecto dimitió como administrador, dimisión
que fue aceptada por Su Eminencia, y con ello se
facilitaba la disolución definitiva de la
embarazosa Comisión; pero Andolfi no quiso oír
hablar de someterse a depender de don Angel Savio.
Se temía, pues, que hubiera que acudir a un
pleito. Otro inconveniente era que el Cardenal no
se decidía a poner las cosas en manos de los
Salesianos; parecía inclinado en parte por ellos,
y en parte por la Comisión. No veía, además, con
buenos ojos que Squarcina tomara parte, pensando
que, como era diputado, siempre echaría la culpa a
los romanos. Mientras tanto se pregonaba que los
Salesianos habían suspendido pagos. En fin, que,
según la expresión de don Francisco Dalmazzo, Roma
era un hueso duro de roer 1.
Mientras el honorable Squarcina trabajaba con
esta finalidad, la oposición se agudizaba cada día
más y las relaciones de don Angel Savio no daban
motivo para esperar un próximo fin. En el mes de
julio el Beato, interesándose porque, finalmente,
se respetara la autoridad de sus representantes,
escribió con mucha finura al Cardenal Vicario.
Eminencia Reverendísima:
Don Angel Savio me envía copia de las
divergencias existentes en la construcción de la
iglesia del Sagrado Corazón; veo que se quisieran
complicar las cosas y no reconocer la autoridad de
nadie, ni siquiera la del párroco Dalmazzo. Yo me
reservo la contestación a don Angel Savio que ya
le presentará mi escrito. Mas, ((**It15.417**)) para
encauzar las cosas, creo indispensable, que V. E.
se mantenga al margen de las discusiones y pase
toda cuestión al párroco, que debe buscar el
dinero y pagar. Yo quería intentar un arreglo; he
escrito dos cartas al señor conde Vespignani, pero
ni vino ni me envió respuesta alguna que esperaba
en Roma.
Deseo que los trabajos vayan adelante, me
esfuerzo hasta lo increíble para hallar dinero;
pero si las cosas marchan así, >>cuándo se acabará
la iglesia?
Espero que mi vista me permita poderle escribir
cuanto antes.
Bendígame y permítame profesarme con la máxima
consideración
De V. E. Rvma.
Turín, 5 de julio de 1882.
Su atto. y s. s.
JUAN BOSCO, Pbro.
El escrito para presentar al Cardenal debía
extenderse en Roma por don Francisco Dalmazzo y
don Angel Savio y enviarse después a
1 Cartas de don Francisco Dalmazzo a don Bosco,
Roma, 7, 21 y 30 de junio de 1882.
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