((**Es15.358**)
Anteriormente le había recomendado desde
Alassio 1 que preparara el terreno para ver de
obtener subvenciones del Municipio de Roma, del
Ministerio de Hacienda, de Gobernación, de Gracia
y Justicia y del Economato. Ignoramos qué hizo don
Francisco Dalmazzo; las siguientes rápidas
instrucciones, de fecha incierta, le trazaban el
camino a seguir.
Acercarse a la Orden Mauriciana y decir a S. E.
Correnti que se cumplirán sus órdenes y que lean
la carta y los dos memoriales.
Poco más o menos que el memorial (de modo casi
conforme al memorial) para el Ministerio de
Hacienda, a donde también se mandará, se lleve o
envíe (un memorial):
1.° (Al) señor Conde Visone, ministro de la
Casa Real, haciendo notar que nuestra Institución
siempre fue favorecida o, mejor aún, fundada por
sus antepasados (esto es, por el Rey), etc.
2.° Casi lo mismo a Gracia y Justicia, llamando
la atención de la parroquia establecida, etc.
3.° Al Ministerio de Gobernación llamando la
atención por la finalidad de los muchachos pobres
y abandonados.
((**It15.412**)) 4.° A
Obras Públicas, que en otra ocasión nos concedió
subvenciones para muchachos instruidos o
internados, pero especialmente para los
pertenecientes a familias de empleados en los
ferrocarriles del Estado.
5.° Al Municipio que tanto quiere a los pobres
y se interese por el bien del pueblo. El marqués
Francisco Vitelleschi acompañará a don Francisco
Dalmazzo para ver al Alcalde.
6.° Si se puede conseguir, que alguno acompañe
para visitar al Ministro de Instrucción Pública
poniendo de relieve la cuestión de las escuelas.
En el registro de las limosnas llegadas a Roma
no figuran muchas que alcancen el millar de liras,
y menos aún que lo superen; más aún, las sumas
reunidas por los limosneros llegan a lo más a unos
centenares. íCuántas, por el contrario, son las
limosnitas de allí y de Turín, que representan los
ahorros de eclesiásticos y seglares de gran
corazón y bolsa limitada! Y, para más avivar esta
caridad del pueblo, don Bosco hizo que, en el
Boletín de marzo de 1882, se insertara un grabado
de la iglesia en una hoja grande que se podía
separar y exponer en casa o en una vitrina de las
tiendas, de modo que llamase la atención de
cuantos la vieran.
Para común edificación y como testimonio de
agradecimiento, debemos dejar constancia de un
hecho que honra mucho a un gran Instituto
Religioso. El Superior General de las Escuelas
Cristianas, el hermano Irlide, con fecha del 3 de
enero de 1882, envió desde París
1 Carta del 6 abril de 1881.
(**Es15.358**))
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