((**Es15.353**) No
olvidó al conde de Chambord, quien le entregó,
primero, cien francos y después quinientos 1. Por
tratarse de una obra en el extranjero, no es de
extrañar que se limitara a tan poco 2.
En los colegios salesianos, se sometían los
socios a verdaderos sacrificios para corresponder
a las llamadas de don Bosco y darle sus ahorros.
Así en Randazzo, maestros y profesores, secundando
la propuesta de don Pedro Guidazio, se avinieron
con gusto a asistir a los propios alumnos en las
respectivas clases, y dejar así libre el salón de
estudio ((**It15.406**)) para
convertirlo en dormitorio, de manera que fuera
posible aceptar otros catorce internos, y enviar
algún dinero más al amado padre.
Pero, a pesar de sus industrias, el Beato se
dio cuenta de que muy pronto los medios no serían
suficientes, por lo cual consideró llegado el
momento de realizar un proyecto deseado hacía
tiempo: enviar a sus propios sacerdotes a postular
donde hubiere esperanzas de encontrar buena
acogida. Con este encargo partieron de Turín, en
agosto de 1881, don Pedro Pozzan y don Esteban
Febbraro, que recorrieron durante más de un mes
toda la región de Trento. Pero, antes de que
salieran de viaje, don Bosco había avisado su
llegada a cuantos le había parecido oportuno, con
una carta suya litografiada y redactada de manera
que tuviera el aire de una comunicación personal.
Benemérito Señor:
Tengo la gran satisfacción de participar a V.
S. que las obras de la iglesia y del hospicio del
Sagrado Corazón de Roma proceden rápidamente y que
ya pasan los muros de seis metros de altura.
Trabajan en la obra ciento sesenta obreros, cuya
labor importa mensualmente quince mil liras. Es un
gasto grave, pero necesario; por esto nos hemos
decidido a hacer una cuestación excepcional entre
algunos de nuestros más beneméritos cooperadores.
Por tanto, con la bendición del Padre Santo, hemos
decidido enviar al reverendo don Pedro Pozzan
hasta V. S. y confiamos que hallará en su bondad
favor y protección. A tal fin, en la segunda
quincena de este mes, si Dios quiere, irá a
visitarle provisto de una carta nuestra que lo
acredite ante todos los que la divina Providencia
haya puesto en la posibilidad de ayudarnos.
Entre tanto, le rogamos humildemente que reciba
con benevolencia a este nuestro enviado y le ayude
ante aquellas personas de su conocimiento, que
buscan el bien de la religión y de la sociedad
civil.
1 Carta del capellán a don Bosco. Froshsdorf,
28 de septiembre de 1881.
2 Pidió ayuda también al ministerio de Gracia y
Justícia: pero el 3 de julio le respondieron que,
<>, no se
podía colaborar en la construcción de la iglesia e
internado que él había emprendido <>.
(**Es15.353**))
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