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medios, si la caridad de los fieles no nos presta
eficaz ((**It15.401**)) ayuda.
Hay que pagar mensualmente quince mil liras a los
obreros; por tanto, cuando los Limosneros tengan
recogida alguna cantidad, al menos cada trimestre,
envíenla al Eminentísimo Cardenal MONACO, Vicario
de S. S. o bien al Sac. FRANCISCO DALMAZZO, Vía
Porta S. Lorenzo, 42, Roma, o al Sac. JUAN BOSCO
en Turín.
N. B. Para el envío de dinero, si no se tiene
otra forma más segura, conviene hacerlo por giro
postal o por carta certificada.
Al fin de estas normas se recordaban las once
principales promesas hechas por el Divino
Redentor, a Santa Margarita de Alacoque, a todos
los que promueven el culto de su Sacratísimo
Corazón.
No terminan aquí los recursos de que se valió
don Bosco para solicitar la caridad del mundo.
Envió circulares especiales, en italiano, a los
Arzobispos y Obispos y a los periodistas católicos
de Italia; y, en latín, a los de otros países 1.
Monseñor Gastaldi agradeció la invitación de don
Bosco a ayudarlo, pero se excusó diciendo que no
podía hacer nada. Aunque las relaciones entre él y
el Beato eran por aquellos días las que conocen
los lectores, supo con todo responder con dignidad
2.
Algunas líneas que el mismo don Bosco escribió
a don Francisco Dalmazzo nos dicen cuánto y cómo
se industrió nuestro infatigable Padre, para que
tuviera éxito la colecta. Las fichas que hace poco
mentábamos habían sido impresas en Roma después de
su partida. Y, cuando recibió una parte de ellas,
pocos días después de su llegada a Turín, que fue
el dieciséis de mayo, apenas le dejaron tiempo
libre los asuntos pendientes y las preocupaciones
para la fiesta de María Auxiliadora, ((**It15.402**))
escribió al Procurador el treinta y uno de mayo.
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