((**Es15.348**)
Estas fichas se enviarán a su destino en cuanto
estén rellenas, junto con el dinero recogido, y se
les mandarán otras con igual timbre.
Estas fichas se encuadernarán todas juntas,
formando un volumen de honor, que se conservará en
el Archivo del Santuario, como recuerdo perpetuo
de los que contribuyeron a la construcción del
mismo y por los cuales se harán perpetuamente las
oraciones de cada día, como se ha descrito en la
circular expresamente repartida.
4.§ Estas fichas llevarán el sello de S. E.
Revma. el Cardenal MONACO, Vicario de S. S. LEON
XIII.
Al pie de cada columna se hará la suma y, en la
última, se pondrá el total con la firma del
Limosnero.
((**It15.400**)) 5.§
Como, en estos nuestros tiempos, no resulta fácil
encontrar personas que puedan y quieran ofrecer
cantidades notables, se aceptará con
agradecimiento toda suerte de donativos, hasta de
pocos céntimos. Se puede presentar la ficha en los
centros de educación, en los colegios o
seminarios, invitando a colaborar: pero siempre
con el permiso explícito de sus respectivos
superiores.
La ficha puede entregarse a un pariente, a un
amigo o conocido de la familia y dejarla en sus
manos unos días, para que puedan recoger donativos
entre las personas de su particular conocimiento.
6.§ Cuando se invita a alguien a hacer un
donativo, se le puede manifestar que con él
promueve una obra recomendada y bendecida por el
Padre Santo; una obra, cuyo fin es ayudar a la
Iglesia y sostener la religión, ya que
precisamente en Roma, en el Esquilino, junto a
nuestro sagrado edificio, se han establecido por
desgracia los protestantes y, con mil engañosos
modos, amenazan las buenas costumbres y la
religiosidad de los adultos y de la incauta
juventud.
Nótese también que el Sagrado Corazón de Jesús
es fuente inagotable de gracias y bendiciones y
que cualquier entrega, por pequeña que ella sea,
la recompensará con largueza.
Además, como el internado, el oratorio festivo,
las escuelas nocturnas y diurnas están destinadas
a muchachos procedentes de cualquier parte del
mundo, resulta que cada donante ayuda con su
caridad a mejorar la parte de la sociedad civil
más expuesta a los peligros y así se podrá librar
a muchos jovencitos de entrar en las cárceles,
educándolos en la ciencia y en la religión,
enseñándoles un arte u oficio, para poder
entregarlos después a la sociedad civil, hechos
buenos cristianos y honrados ciudadanos, capaces
de ganar un honroso salario con su propio trabajo.
Se podría recordar, además, la estricta obligación
que se tiene de dar limosna, especialmente en
estos tiempos, en los que se han multiplicado las
necesidades de tantas formas; pero es mejor
limitarse a señalar los grandes beneficios que nos
hacemos a nosotros mismos y a nuestras familias,
mientras vivamos aquí en la tierra y, más aún,
cuando el Señor nos llame a la eternidad.
Muchos años después de nuestra muerte, quizás
no se acuerde nadie de nosotros y, sin embargo, en
la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús y en el
internado adjunto, habrá fieles cristianos, habrá
centenares de niños, que alzarán al cielo la
oración del agradecimiento en nuestro favor.
7.§ Es de esperar que esta colecta, recomendada
por las autoridades civiles y eclesiásticas y
hecha en nombre del supremo Jerarca de la Iglesia,
gozará del apoyo y la protección de todos los
buenos; sin embargo, si alguna autoridad se
mostrara contraria, desista el Limosnero de la
cuestación en aquel lugar hasta que no haya
obtenido el beneplácito.
8.§ Las obras adelantan rápidamente, pero
tememos que lleguen a faltarnos los
(**Es15.348**))
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