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llevar la estatua al interior del templo. Y así,
las mismas manos que, momentos antes, habían
derribado el busto del Papa en su lugar,
levantaban su estatua, precisamente en otro donde
tantas contrariedades fue preciso vencer para que
se hiciera un homenaje monumental a Pío IX.
También hubo que emplear mucha cautela para el
estreno del órgano, que se hizo tres meses
después. Se hizo en forma académica, como si se
tratase de una fiesta artística durante los días
3, 4, 5 y 6 de julio; y, para que todo tuviera el
mismo cariz en aquella inauguración, la carta con
el anuncio y el programa iba firmada sólo por el
músico don Juan Cagliero. Y no acabó aquí la
diplomacia de don Bosco, sino que recurrió a una
de aquellas finezas en las que era maestro.
Después del triunfo de los enloquecidos, que con
hechos y palabras habían ultrajado tanto a Dios en
la persona de su Vicario, los diarios católicos,
tras censurar los desmanes de la bárbara irrupción
se atrevieron a lanzar un desafío imprudente,
diciendo a los adversarios:
-Estaremos en la inauguración ((**It15.375**)) de la
estatua de Pío IX en la iglesia de San Juan
Evangelista. íVenid allí, si os atrevéis!
-Allí nos veremos, respondieron a coro los
otros.
>>Era la amenaza de un pugilato? Ciertamente
los socios de la Juventud Católica tenían vivos
deseos de demostrar a la gente, que no les
arredraba ningún temor cuando se trataba de llevar
en alto su bandera. Lo que se había podido evitar
en la colocación de la estatua, podía sobrevenir
en la inauguración del órgano; pero don Bosco supo
prevenir todo peligro. Se entraba al concierto con
una invitación personal 1.
Y envió también la invitación a todos los
periódicos liberales. Los directores, satisfechos
con aquel acto de cortesía, acudieron, tuvieron
que ver la estatua de Pío IX y, no encontrando
nada que tuviera el aire de provocación,
comprendieron que era mejor callar. Y más, la
Gazzetta de Torino 2, menos intransigente, no se
conformó con callar, sino que publicó un artículo
que empezaba así: <>.
2 Número del 6 de julio de 1882.
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