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En octubre fue a Roma la nueva Madre general.
Don Bosco había enviado a Sicilia a don Juan
Cagliero para visitar a los salesianos y a las
hijas de María Auxiliadora y predicarles los
ejercicios espirituales; pero éste se había
entretenido en Roma y había visitado la casa de
Magliano. Como se acercaba el tiempo de proseguir
su viaje, la Madre Daghero le llevó algunas
hermanas para que las acompañase hasta Trecastagni
y les ayudase en los inicios de aquella función.
Era una ocasión solemne. Una numerosa
peregrinación de católicos italianos acudía a los
pies de León XIII, en actitud de ((**It15.363**))
protesta y reparación por una reciente y gravísima
ofensa contra el Vicario de Cristo.
La noche del 13 de julio, al transportar los
restos de Pío IX desde el Vaticano al lugar por él
elegido para su sepultura, una banda de
facinerosos, a sueldo de las sectas, asaltó al
cortejo, intentando inútilmente desbaratarlo con
toda clase de medios y amenazando, con furor
satánico, arrojar al Tíber los sagrados restos del
gran Pontífice. Por todas las partes del mundo y
particularmente de un extremo al otro de Italia,
se alzaron voces de indignación contra el atentado
sacrílego. El 16 de octubre, cerca de veinte mil
peregrinos italianos reunidos en la basílica del
Príncipe de los Apóstoles aclamaban entusiasmados
al sucesor de San Pedro. A la mañana siguiente,
hubo una recepción en las Galerías vaticanas,
donde los peregrinos se agruparon para esperar al
Papa, divididos por regiones. La Madre Daghero y
las hermanas se unieron al grupo piamontés, lo
mismo que don Juan Cagliero y los otros
salesianos.
Nunca hubieran ellos imaginado una demostración
tan grandiosa, sobre todo cuando el Padre Santo
con un imponente cortejo de Prelados comenzó su
recorrido. Así vieron con qué amabilidad se detuvo
al oír nombrar a los salesianos y cómo se paró
primero con el clérigo Eusebio Calvi 1 y después
con don Juan Cagliero 2, y escucharon de los
augustos labios del Papa las palabras:
-Don Bosco es un santo.
También ellas fueron presentadas a Su Santidad
el cual, al oír:
-Las religiosas de don Bosco, dijo:
-íOh, bien, bien! >>Cuántas casas tenéis?
>>Dónde las tenéis?
La Madre Daghero, arrodillada, estaba tan
emocionada y confundida que no encontraba palabras
para contestar, pero acudió don
1 Véase, Apéndice, Doc. núm. 49.
2 Boll. Sal., noviembre 1881. Para el viaje de
don Juan Cagliero a Sicilia, véase Apéndice, Doc.
num. 50.
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