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((**Es15.312**) frente de la incipiente Congregación. Aunque por naturaleza era algo irritable, se dominó, hasta convertirse en la paciencia personificada; aunque falta de instrucción, gozó del aprecio sincero de las hermanas que habían cursado estudios; siempre modestísima, poseía en grado eminente ((**It15.357**)) el arte de corregir, el secreto de conocer las vocaciones y el don de tranquilizar los espíritus. Su pérdida fue llorada amargamente por todas sus hijas; pero la fama de santidad, que aureoló su memoria, ha hecho también de ella el orgullo de su familia religiosa, instigándole enseguida a promover su causa de beatificación 1. Sorprendió y aún sorprende a alguno que falten signos que evidencien la parte que don Bosco tomó en el doloroso apuro. Aquí hay que observar varias cosas. El día de la muerte lo encontramos en Florencia, ocupado con don Miguel Rúa en resolver desagradables dificultades y estudiando la manera de hacer un arreglo mejor y definitivo en aquella casa. Por otro lado, hay que decir también que no han llegado a nuestro conocimiento muchas de sus manifestaciones privadas. Además, limitándonos a las Hermanas, nos parece incontestable el hecho de que, mientras en privado y en público magnificaba las obras del Instituto, nunca alababa ni nombraba en particular a ninguna religiosa; y este silencio respondía a aquella reserva, de la que en ciertas cosas no salía por nada del mundo. No se olviden las observaciones que Roma le presentó respecto a las relaciones del Rector Mayor con la Congregación de las Hijas de María Auxiliadora 2 y las insinuaciones salidas de Turín en torno a supuestos manejos del Siervo de Dios para sustraer a las Hermanas y sus casas de la jurisdicción episcopal 3. Eran circunstancias que entonces debían darle a entender la oportunidad de estar en guardia para evitar falsas opiniones y, por tanto, no tocar en público determinados temas de los que otros pudieran tomar ocasión para acusarlo de demasiada injerencia en el gobierno de una institución meramente diocesana. Pero si don Bosco no habló, lo hizo el Boletín. Enseguida, en el número de junio publicó una biografía breve, pero llena de elogios; y después, en cinco números más, presentó a los lectores una abundante biografía, en la que los méritos y virtudes de la difunta ((**It15.358**)) se ponían de manifiesto honrosamente 4. Y no se puede suponer que lo uno y lo otro no pasara ante los ojos de don Bosco; más aún, nos parece advertir acá y allá el rasgo de su pluma. 1 Sor María Mazzarello fue canonizada el 24 de junio de 1951. 2 Véase Vol. XIV, págs. 196 y 200. 3 Véase más arriba, pág. 190. 4 Septiembre, octubre y diciembre de 1881; marzo y junio de 1882. (**Es15.312**))
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