((**Es15.311**)
todavía tenían muchas cosas que hacer. Entonces la
muerte se presentó a la Superiora y le dijo: <>. También la Superiora presentó sus
excusas para no tener que seguirla. Pero esta vez
la muerte se mantuvo firme e insistió diciendo:
-La Superiora debe ir delante de todas con su
buen ejemplo, aún cuando se trate del viaje a la
eternidad; por tanto, ven sin más, porque yo no
puedo aceptar tus razones.
No hubo más remedio. La Superiora tuvo que
bajar la cabeza y seguirla.
La Madre comprendió, pero fingió que tomaba a
broma la cosa, para no entristecer a las hermanas
presentes.
((**It15.356**)) En
Saint-Cyr la enferma sólo había manifestado un
deseo, el de no morir fuera de la casa de Nizza
Monferrato, lejos de sus buenas hijas. El Señor la
escuchó, concediéndole que volviese allí el 28 de
marzo. Pero no se dejó ilusionar; las palabras de
don Bosco le decían claramente que no tardaría en
sonar su última hora. Con este pensamiento en la
mente, íqué pena le causaban las demostraciones de
alegría para celebrar su vuelta! En efecto, no
pasaron dos semanas y reapareció la pleuresía,
acompañada de síntomas de la mayor gravedad.
Con su humilde y genuina sencillez, sufría
rezando y tarareando loas a la Virgen,
interesándose por las necesidades de las demás y
repartiendo buenas palabras. Un día dio estos tres
consejos a las capitulares y a las más antiguas,
reunidas alrededor de su lecho: Que no hubiera
celos después de su muerte; mientras existía aquel
pobre trapo, no se veían tales miserias; pero
después >>quién sabe? Que se ayudaran unas a otras
para hacer el bien; pero que se dejasen las cosas
de la dirección a quien tuviere la incumbencia...
Que las hermanas habían abandonado el mundo: no se
fabricasen dentro de la Congregación otro mundo
semejante al primero.
El 10 de mayo llegó de España don Juan
Cagliero. Don Bosco estaba lejos de Turín; la
enferma, no pudiendo obtener su última bendición,
pedía a Dios que, al menos, el Director general
llegase a tiempo. Don Juan Cagliero llegó a ella
cuando ya había recibido los últimos sacramentos;
pero la víspera de su muerte permaneció durante
tres cuartos de hora a la cabecera de su lecho,
dándole tiempo para hablar de los asuntos del
alma. Murió santamente el sábado 14 de mayo, por
la mañana, cuando cumplía cuarenta y cuatro años
de edad.
La vida y el gobierno de la Madre Mazzarello
son una prueba indiscutible de que don Bosco
estuvo muy inspirado al ponerla al
(**Es15.311**))
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