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y se reunían en la ciudad comicios políticos. Los
sacerdotes, pues, temiendo que los alborotadores
tomaran pretexto de ello para provocar tumultos
contra los huéspedes, recibidos con poca simpatía,
intentaron disuadir a don Bosco de que diera la
conferencia. Pero él, firme en su idea, dijo
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repitió que quería hablarles.
-Queremos, decía, que todos sepan de qué se
trata y no crean que maquinamos contra nadie o que
venimos con intenciones aviesas.
En vista de su decisión empezaron a discutir
qué iglesia elegirían.
Después de dejarlos hablar un poco, interrumpió
don Bosco:
-Vamos a la ciudad a visitar al Obispo, se lo
preguntaremos a él y nos pondremos de acuerdo.
Se eligió la iglesia parroquial de los Siervos,
una de las mayores y más concurridas de Faenza.
El día 14, domingo, don Bosco celebró en la
catedral, en el altar de Nuestra Señora de las
Gracias, cuya fiesta se celebraba aquel día.
Asistieron a ella los seminaristas mayores. Al
llegar la comunión, se dio cuenta de que algunas
personas querían comulgar y sacó del copón la
hostia grande, en él depositada para la
exposición, la dividió en partículas y pudieron
comulgar todos ellos, que eran ocho.
Después de la misa pasó al seminario. íQué
alegría la de aquellos seminaristas!
Habían oído muchas veces a don Pablo Taroni
hablar de él, de sus virtudes, de sus prodigios,
de sus obras... y he aquí que lo tenían entre
ellos. Le recibieron en el patio, bajo un gran
pórtico. El Beato se acercó a paso lento y,
paseando sobre ellos su mirada, les dijo:
-íOs quiero mucho!
Le llevaron al salón y habló. Repitió que los
quería desde hacía mucho tiempo, que había hablado
muchas veces de ellos, que había rezado mucho por
ellos, que había deseado mucho verlos, que ahora
los estaba viendo y que estaba muy contento.
Preguntó al Rector si irían a sus casas para las
vacaciones y, al oír que no, añadió:
-íQué afortunados!
Y contó lo que le había ocurrido a un alumno
suyo, de doce años, el cual fue una vez a
vacaciones y no quiso volver nunca más Don Pablo
Taroni preguntóle por qué, y respondió:
-Si se pudiera ver el alma de los jóvenes que
van a casa de vacaciones, se descubriría que
muchos parten con alas de paloma y vuelven con
cuernos de demonio. De pena decirlo: mas, por
desgracia, se va a casa con buenas intenciones y
después, después... Pero no hagamos un sermón. A
mí no me gusta que ((**It15.346**)) mis
hijos vayan a
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