((**Es15.297**)((**It15.339**)) El
último día de octubre terminaba el plazo de
arrendamiento de la casa en la calle Cimabue; en
consecuencia, el día de difuntos el oratorio
trasladó sus bártulos a los nuevos locales. La
inauguración del internado hubo de dejarse para la
fiesta de la Inmaculada. La casa era todavía
pequeña, por lo que treinta internos la llenaban;
pero cuando un tallo se ha plantado en buena
tierra, va formándose el árbol lentamente, crece y
extiende sus ramas, desafiando las tempestades.
Entre una y otra de estas dos últimas fechas,
tuvo lugar la entrada de los Salesianos en Faenza.
Es una larga historia la que precedió a esta
fundación; nosotros la compendiaremos en pocas
páginas. Don Pablo Taroni, el santo Director
espiritual del Seminario de Faenza 1, en una
memoria suya manuscrita, observa: <>. La
buena disposición del Beato para hacer algo por la
catolicísima ciudad de Romaña se remontaba a 1877,
por la fiesta de María Auxiliadora: fue entonces
cuando los dos santos se entendieron a las mil
maravillas, y se estableció entre el seminario de
Faenza y el santuario de Valdocco una corriente de
correspondencia espiritual que dio frutos
preciosos.
En el mes de junio siguiente quiso don Bosco
que pasasen por allí don José Lazzero y don Julio
Barberis, a su vuelta de Roma 2; esta visita
contribuyó a enfervorizar más los ánimos del
Director espiritual. Pero en octubre experimentó
un grave disgusto. El cardenal Parocchi, elevado
aquel año a la sede de Bolonia, dejó entrever, en
un banquete solemne, su poco aprecio a don Bosco y
a los salesianos. Verdad es que el ilustre
Purpurado cambió de sentimientos, después de su
encuentro con don Bosco en Bolonia 3 y que se
retractó en una conversación confidencial ((**It15.340**)) con
don Pablo Taroni, el 7 de agosto de 1880; pero en
dicho intervalo, éste tuvo que ingeniarse con
todas sus fuerzas para disminuir el mal efecto de
aquellas palabras, que habían hecho nacer en el
clero un partido adverso a la Congregación.
Durante la primavera de 1878 como quiera que
los amigos no habían logrado encontrar en la
ciudad un local adaptado, fueron a buscarlo en el
arrabal de Urbecco, donde había un exconvento que
1 Véase Vol. XIII, págs. 357, 725 y ss.
2 Véase Vol. XIII, pág. 55.
3 Véase Vol. XIV, pag. 96 y ss. Deducimos la
noticia de dos notitas de la citada memoria.
(**Es15.297**))
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