Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es15.292**) llovían en Turín las cartas llenas de las más halagadoras promesas; y ahora que don Bosco está aquí, lo cercan como diciendo: ahora que ya tenemos a don Bosco, le impondremos las condiciones que queramos. ((**It15.333**)) No eran de este parecer dos de los socios que habían estado más directamente en relación con él, a saber, los señores Rastrelli y Lucaccini; pero, más que ningún otro, disentía el Arzobispo, que desaprobó presentaran a don Bosco, a su paso por Florencia, aquellas condiciones inconvenientes. No se le quiso oír; pero al menos consiguió que se formulase otro proyecto sin tantas cláusulas odiosas. Don Bosco se lo llevó a Roma, donde se lo entregó a don Miguel Rúa para que lo examinase: pero se vio que tampoco con él se conseguía la independencia económica y la libertad de acción que él quería. Pero, cuando estuvo de vuelta en mayo, ya había triunfado el trabajo de conciliación del Arzobispo: se hizo la entrega y la Sociedad Obrera, en vez de tantas condiciones, se contentó con una exposición compilada por don Miguel Rúa con finísimo tacto y que él mismo presentó a la Comisión 1. No queremos decir con esto que desaparecieron todos los inconvenientes, sino que don Bosco les quitaba importancia. íAy de él, si hubiera sido fácil a resentimientos y desalientos! Las puertas de algunos señores, especialmente las del presidente de la Asociación Obrera, esta vez quedaron cerradas para él. De su conferencia, sólo sacó doscientas cuarenta y ocho liras con ochenta y un céntimos; ninguna hasta entonces había producido tan poco. A tan escaso resultado contribuyeron probablemente la desconfianza de algunos limosneros, que eran miembros de la Comisión, y la desconfianza de otros en los salesianos a causa de los rumores que corrían. Porque hace falta saber que la Comisión había repartido durante la conferencia unas hojas impresas, para hacer saber a todos que los de la Comisión entregaban <> y para dar cuenta al público en nombre de la Asociación obrera, de las limosnas recibidas y de los gastos efectuados. Se daba como efectivo en ellas un total de dieciocho mil treinta y una liras, con cincuenta y seis céntimos, que en gran parte ((**It15.334**)) sólo eran promesas. Se entregó oficialmente una hoja a don Bosco, el cual diola un vistazo, quedóse un momento pensativo. y, después, moviendo levemente la cabeza, la devolvió sin proferir palabra. Cuando se disponía 1 Véase: Apéndice, doc. núm. 47. (**Es15.292**))
<Anterior: 15. 291><Siguiente: 15. 293>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com