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que no carece en verdad de medios materiales para
seducir a los padres incautos que mandan allí a
sus hijos y que está rebosando de estos pobres
inocentes>>.
Las últimas palabras conmovieron profundamente
el corazón de don Bosco que estudiaba con su
Capítulo la manera de acelerar el envío de
personal. Y he aquí que, en el mes de enero,
llegaba una nueva llamada del Arzobispo.
<>.
Tenemos copia de la contestación definitiva,
que don Bosco tardó algún tiempo en dar, porque
había hecho escribir a varias bienhechoras y
esperaba el resultado; mas, como se lee en los
apuntes de su secretario, hasta últimos de
diciembre, ((**It15.331**)) sólo
había llegado una oferta y más bien escasa.
Además, las personas que estaban en relación con
él, no ofrecían suficiente confianza; ninguna de
ellas se encontraba en condiciones de presentar
alguna garantía material, ni moral. Don Bosco
esperaba, por tanto, que el Arzobispo tomase en
sus propias manos la iniciativa. La última carta
de Su Excelencia satisfacía su expectativa y, por
eso, le contestó así:
Excelencia Reverendísima:
Ante su conmovedora carta, me dispongo a hacer
lo imposible, como dicen los piamonteses. He
tardado en contestar porque las personas a quienes
me había dirigido no respondieron o lo hicieron de
forma poco satisfactoria. Ahora que veo las buenas
disposiciones de V. E., con quien únicamente he de
contar, me pongo en sus manos y haré cuanto me
pide.
Por tanto, de acuerdo con su carta, escribo al
Director de la casa de Lucca para que la próxima
semana vaya a Florencia y disponga las cosas de
manera que los futuros salesianos puedan encontrar
lo necesario para cocinar los macarrones.
Espero de su gran bondad que dará hospitalidad
a don Juan Marenco, que es el nombre de dicho
Director, durante el día o días, que deberá
permanecer en Florencia.
Mientras tanto, yo buscaré algún religioso por
las varias casas y haré que dentro de pocas
semanas haya un sacerdote, un clérigo y un
coadjutor, plenamente dedicados a nuestra obra.
Comunicaré el día exacto de su llegada. Creo
conviene que, durante algún tiempo, se limiten
sólo al oratorio festivo y al campo de deportes; y
cuando tengan algún conocimiento de la ciudad y de
sus usos y costumbres, podran
(**Es15.290**))
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