((**Es15.289**)florenti
nos a la memoria de Pío IX. Don Bosco, que había
visitado el edificio aquel mismo mes de mayo,
consintió en que fuera la modesta cuna de su obra
en Florencia.
En el mes de julio insistían aquellos señores a
don Bosco pidiéndole que enviara un salesiano para
establecerse allí. Pero don Bosco, mandó al
Director de la casa de Lucca para que viera, si
efectivamente estaban las cosas en condiciones de
comenzar. A don Juan Marenco le pareció que el
local era suficiente para empezar, pero que en
cuanto al resto, había muchas palabras, muchas
promesas, muchas esperanzas, y nada positivo; si
quiso comer, tuvo que ir a una fonda. El señor
Arzobispo escribía a don Bosco el primero de
agosto: <>.
Fue enviado don Francisco Dalmazzo a explorar
mejor el terreno y recogió opiniones que
aconsejaban comenzar sin mucha prisa.
Entre tanto la Comisión distribuyó una circular
en la que se invitaba a rellenar unos módulos,
suscribiendo el envío de donativos o indicando
promesas; pero se había avanzado demasiado al dar
por cierta la ida de los salesianos para otoño, al
volver a abrirse las escuelas. Don Bosco que,
aunque decidido a contentar a sus amigos de
Florencia, no había fijado fecha, al enterarse de
la verdadera situación de las cosas, mandó
escribir diciendo que no podía disponer del
personal necesario para 1880, pues habían muerto
recientemente algunos sacerdotes. Entonces el
Arzobispo reunió a los miembros de la Comisión y
decidió insistir, como lo hizo el 12 de noviembre,
diciendo que la cooperación salesiana ((**It15.330**)) de
Florencia no se apreciaría hasta que los
Salesianos no estuvieran instalados; y observando
además, que los protestantes trabajaban y se
reían, convenía que diese al menos una respuesta
definitiva.
Después de esta reunión un devoto Cooperador,
el canónigo Justino Campolari escribió a don
Bosco: <(**Es15.289**))
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