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Apostólico, monseñor Aloisi-Masella, gran
admirador de don Bosco, cuyas obras llamaba obras
del Señor. Fue también recibido por la reina María
Pía, hija de Víctor Manuel II. En una conversación
de media hora se habló de Turín, de don Bosco, de
María Auxiliadora, de las misiones salesianas, de
la fundación de España y de las que se harían en
Portugal. La Reina preguntó con cierta curiosidad:
->>Cómo se las compone don Bosco para realizar
tantas obras sin tener nada?
((**It15.327**)) -Ese
es el gran secreto de la divina Providencia,
respondió don Juan Cagliero. En los principios no
estuvieron ausentes el augusto abuelo y la santa
madre de Vuestra Majestad.
-Me alegro mucho de que don Bosco piense
también en Portugal. Hay que empezar pronto, muy
pronto.
-Cuando esto sea una realidad, tendremos en
Vuestra Majestad una protectora segura, ya que
somos italianos, piamonteses y, más aún,
turineses.
-Es natural.
Finalmente don Juan Cagliero le habló de la
iglesia y del colegio del Sagrado Corazón, que don
Bosco, por encargo del Santo Padre, levantaba,
como un monumento al padrino de Su Majestad la
Reina.
-íAh, exclamó ella, Pío IX se lo merece.
Prometió enseguida que contribuiría de buen
grado. Y al despedirlo, le recomendó que saludara
a don Bosco de su parte y le manifestase su
satisfacción por las grandiosas obras que
realizaba.
En Oporto encontró don Juan Cagliero un sincero
amigo de los Salesianos en el obispo y cardenal
Américo Ferreira dos Santos Silva.
Allí se quería a toda costa y cuanto antes una
casa; pero don Juan Cagliero, por miedo a
comprometerse, se marchó lo antes posible, aunque
persuadido de que hubiera sido una obra de insigne
caridad plantar allí las tiendas, tanto más que a
las miserias morales de otra suerte, se añadía que
allí ya estaban bien instalados los protestantes.
En Oporto se estaba imprimiendo entonces,
traducida al portugués, la breve biografía
francesa del abate Mendre.
El 27 de abril salía don Juan Cagliero de
Portugal por Valencia de Alcántara y Badajoz y
atravesaba la parte central de España. Se apeó en
Barcelona, cruzó la frontera, se dirigió a
Marsella 1 y llegó a Turín poco antes del regreso
de don Bosco de Roma.
1 Carta de don Juan Cagliero a don José
Lazzero, Oporto, 26 de abril de 1881. El semanario
de Lisboa A Cruz do Operaio, en sus números del 23
de julio, 6 y 13 de agosto y 3 de septiembre,
habló de don Bosco, de los orígenes del Oratorio,
del opúsculo del abate Mendre y de las misiones
salesianas.
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