((**Es15.28**)
de sus labios al numeroso auditorio durante casi
media hora. Empezó el exordio anunciando una
bendición especial del Padre Santo para
Cooperadores y Misioneros. Pasó, después, a hablar
de los Salesianos y de las Hijas de María
Auxiliadora que ya habían partido en años
anteriores, narrando el bien que habían hecho;
bien del que también debían alegrarse muchos de
los que escuchaban y otras caritativas personas
por haber contribuido con sus limosnas. Expuso a
continuación lo que se intentaba hacer para la
salvación de las tribus infieles que vagaban por
la inmensidad de las Pampas, la Patagonia y la
Tierra del Fuego. Y por ello la necesidad que
había de enviar siempre nuevos refuerzos de
trabajadores evangélicos. ((**It15.20**)) La
última parte la dedicó a los que partían, poniendo
de relieve su sacrificio, al dejarlo todo por amor
de Jesucristo y de las almas redimidas por El. Por
fin, dirigiéndose al auditorio, dijo:
-Si ellos exponen su vida a tantos peligros, no
os neguéis vosotros a hacer algún sacrificio.
Pidamos a Dios que les ayude y consuele; pero el
que pueda, ayúdelos también con su limosna. Así
cooperaréis a la gloria de Dios y a la salvación
de las almas, haciéndoos dignos del céntuplo que
Dios promete, ya en esta tierra, a quien da algo
por su amor y, lo que es más, ponéis a salvo
nuestra propia alma.
La Unit… del 23 escribía: <>.
Partieron enseguida para San Pier d'Arena, pero
no se embarcaron hasta el 3 de febrero. Allí se
celebró una fiesta íntima para ellos en la capilla
privada de la casa. Don Bosco les dio tres
recuerdos desde el púlpito: 1.° Que encontrarían
allí caracteres difíciles e indisciplinados, con
los que deberían usar caridad, caridad y caridad.
2. ° Que cada uno cumpliera su propio deber, a fin
de que no sucediera que uno trabajara por tres y
otro por ninguno. 3.° Que no se fijaran en los
defectos de los demás; todos los tenemos; y, si
los vieran en los Superiores, que imitaran a los
dos hijos buenos de Noé y no a Cam.
Los misioneros se dividieron en dos grupos. Los
que se dirigían a Uruguay y a España se embarcaron
en el Humberto I, de la compañía Rocco y Piaggio;
y los que se dirigían a Buenos Aires, en el Sud
América de la compañía Lavarello. Cedemos ahora la
pluma a don Juan Cagliero, que actuaba de jefe de
los primeros 1.
1 Carta a don Miguel Rúa, Gibraltar, 14 de
febrero de 1881.(**Es15.28**))
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