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CAPITULO X
ENTRADA DE LOS SALESIANOS EN
ESPAÑA.
ORIGENES DE LAS FUNDACIONES
DE FLORENCIA Y DE FAENZA
TRES obras salesianas, hoy muy florecientes,
tuvieron sus comienzos en el año 1881: el colegio
de Utrera y los de Florencia y Faenza. Siguiendo
el orden cronológico de la fundación, hablaremos
ante todo del primero, gracias al cual se abrieron
a don Bosco las puertas de España.
Parece un juego de la Providencia la manera
como cayó en España la simiente de la que brotó el
árbol frondoso, que debía esparcir sus ramas por
toda la geografía del país.
El Marqués de Casa Ulloa, don Diego M.¦
Santiago Calvo, abrigaba el proyecto de construir
en Utrera una casa de caridad para los niños
pobres, y escribió con este fin al Superior
General de los Maristas 1, pidiéndole que se
hiciera cargo de su dirección. El General fue a
visitarle a una hora demasiado temprana y no pudo
ser recibido. Volvió por segunda vez, pero sólo
estaban en el palacio las señoras. Casi enojado,
desistió de volver y no se dejó ver más. Entonces
el Marqués, tras esperar inútilmente su respuesta,
se aconsejó con el Arzobispo de Sevilla, monseñor
Lluch y Garriga, de quien dependía
eclesiásticamente Utrera, rogándole orientación
para saber cómo realizar su piadoso deseo. El
Arzobispo, que era carmelita, había pasado una vez
por el convento de Lucca, cuando ya estaban allí
los Salesianos; ((**It15.318**)) y,
como tenía de ellos datos muy laudatorios, le
respondió que llamara a los hijos de don Bosco. El
caballero, que no sabía nada de don Bosco ni de su
Congregación, rogó al Prelado que escribiera él
mismo a Turín en su nombre. El Arzobispo accedió
de buen grado.
La respuesta no se hizo esperar, pero sólo
contenía vagas esperanzas. Esto sucedía en 1879.
Al año siguiente, como ya hemos narrado
1 Las Crónicas de la fundación de la casa
salesiana de Utrera (véase Los Salesianos de
Utrera en España, págs. 62-63, edición de la
Inspectoría Salesiana de Sevilla, 1981) hablan de
los Padres Misioneros Hijos del Corazón de María y
no de los Maristas. Debe ser una equivocación de
E. Ceria (N. del T.).
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