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((**Es15.278**) No pudo don Bosco hacer públicamente nada en ello; una vez que su plan fue descartado, no se sentía con ánimos para ocuparse de la empresa con fruto. Con todo, habiéndose interesado varias veces por obtener distinciones caballerescas, inducía a los que las solicitaban a contribuir ((**It15.316**)) con cuantiosas limosnas a la construcción del hospital. Ademas, al abandonar la idea de construir una iglesia, el hospital se quedó también sin una capilla interna, lo que no extrañaba, ya que la Orden de San Mauricio y San Lazaro, transformada en una orden civil y anexionada a la de la Corona de Italia, quedaba sujeta a la condición de las instituciones laicales. El Beato, pues, habiendo ido a visitar el nuevo edificio, preguntó a Correnti cómo se atendería al servicio religioso. Este esquivó la respuesta, diciendo que se habían seguido las indicaciones de los sanitarios, que a su vez habían sugerido sus exigencias a los arquitectos. Entonces, por insinuación de las Religiosas, que le habían hecho objeto a su llegada de cordiales muestras, señaló una sala que podía ser acondicionada sin dificultad para tal fin. Correnti calló, pero satisfizo su deseo; y, de esta forma, los hospitalizados debieron a don Bosco la suerte de tener al lado el Santísimo Sacramento para alivio de sus dolores. (**Es15.278**))
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