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C A T A N I A
Seguían las peticiones, cada vez más
apremiantes, desde Catania, no sólo para conseguir
una casa de aprendices, sino también para el
colegio Cutelli, al que don Bosco se había
comprometido con promesa verdadera y formal, por
medio de sus dos enviados, don Juan Cagliero y don
Celestino Durando 1. En una reunión capitular
tenida en junio de 1881, recordó el primero que
venía de muy atrás el compromiso de Catania; por
lo que el Siervo de Dios expresó el deseo de que
se mantuviera la palabra y todos los Superiores se
dieron con particular cariño a preparar el
personal desde aquel momento. Pero no se encontró
a quién poner al frente; por lo cual se determinó
allí mismo escribir al canónigo Cesáreo que
tuviera todavía un poquito de paciencia. Y, al
producirse una nueva prórroga, decía don Juan
Cagliero 2, <>.
((**It15.289**)) Allí
se resignaron a prorrogar la espera. <>y los obreros?
>>Cuándo vendrán? Los esperamos y los seguiremos
esperando, mas, por amor de Jesús y de María,
vengan pronto>>.
Como prueba palpable de su propio interés, don
Bosco envió entonces a varios sacerdotes de
Catania el diploma de Cooperadores y nombró,
además, director, al canónigo Riccioli, Vicario
General. Edifica leer con cuánta humildad y
agradecimiento aceptaron formar parte de la pía
Asociación, a la par de que esta condición les
animaba más para invocar el pronto envío de los
Salesianos.
M E S I N A
íQué conmovedoras resultan las súplicas del
Arzobispo de Mesina, monseñor José Guarino! Tenía
un seminario que no era tal. <(**Es15.256**))
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