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aquel momento, aireando ante sus ojos un
voluminoso cartapacio de documentos, pronunció
Colomiatti su fallo:
->>Ves? No haremos el proceso de beatificación
de don Bosco como hemos hecho el de Cottolengo.
Y, cuando Sorasio oyó esto, firmó la petición,
ya preparada para proceder contra don Bosco.
Parcat mihi Deus! (que Dios me perdone), exclama
en su carta, excusándose con la afirmación de que
eran aquellos los tiempos del <>, por no decir otra cosa.
Pero le salió mal el haber intentado defender a
don Bosco. Se vio en la Curia tolerado. El
Arzobispo, sin aludir jamás a cuanto había
ocurrido, le reiteraba con cierto calor
proposiciones de que aceptase parroquias vacantes,
primero fuera de la Archidiócesis y después fuera
de Turín, hasta que los Sacerdotes del Corpus
Domini, viéndolo perseguido en la Curia, lo
acogieron en su Congregación.
Un segundo punto a aclarar es el de la
paternidad de los opúsculos. El voluminoso
cartapacio de documentos, presentado con
ostentación por Colomiatti, >>no contenía nada que
proyectara alguna sombra sobre don Bosco y los
Salesianos? El que dio el golpe de gracia a las
así llamadas pruebas suficientes fue don Juan
Turchi que, en 1881, dirigía el Instituto de
Ciegos de Turín. Llamado a deponer en el Proceso
Apostólico, pidió a los jueces, y lo obtuvo,
presentar ((**It15.284**)) al
Tribunal una plica sellada para abrirla únicamente
ante la Sagrada Congregación de Ritos. Era una
carta muy larga que, bajo el vínculo del juramento
por él prestado como testigo, dirigía al Cardenal
Prefecto, protestando ante todo que no le movía
ningún rencor contra la memoria de monseñor
Gastaldi, a quien más bien compadecía por ser un
hombre fácil de impresionar, de cerebro algo
anormal y mal asesorado 1. Y, después de hacer una
detallada exposición del estado de la
Archidiócesis de Turín, durante el episcopado de
monseñor Gastaldi, y descritas ampliamente las
circunstancias que precedieron y acompañaron a las
famosas publicaciones <>, confiesa explícitamente: <>.
Turchi, coterráneo de don Bosco, había estado
con él en el Oratorio diez años, desde el tercer
curso de latín hasta unos meses después
1 Véase Apéndice, doc. 42. También monseñor Re,
obispo de Alba, depuso en el Procesículo
(Summarium, pág. 137): <>.
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