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Concluido el asunto, llegó la autorizada
palabra del Cardenal Protector, comentando y
alabando el final del drama. Escribió a don Bosco
el 16 de julio:
<>.
Bajo el iris de paz que abarcaba desde las
orillas del Dora hasta el valle de San Ignacio, no
podía faltar el croar desentonado de los
renacuajos de la prensa. Con el título de <>, la Gazzeta Piemontese publicó,
en su número del 26 de julio, un artículo, en el
que recordando las viejas <> entre
monseñor Gastaldi y don Bosco, contaba con poca
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exactitud las últimas peripecias. El tono parecía
favorable al primero. En efecto, se atribuía a los
<> que, primeramente, las
Congregaciones habían dado la razón a don Bosco y
la culpa a Monseñor, añadiendo, después, que el
Papa <> de las
Congregaciones y <> a don Bosco,
a quien <> el Padre Samto a <> y destruir los ejemplares <> o que se pudieran recoger de los
opúsculos. El articulista, informado de aquel
modo, seguramente no había ido a Valdocco para
manipular su prosa. Ya el 25 de julio, al escribir
don Bosco al cardenal Nina, con motivo de la
consagración de la iglesia de San Juan, se
lamentaba en estos términos:
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