((**Es15.230**)
D E C L A R A C I O N
Habiendo oído que, sobre la deposición que yo
hice, en virtud de santa obediencia respecto a la
propuesta que se me había hecho de escribir acerca
del gobierno de la Archidiócesis de Turín, se
funda una acusación contra el Rvmo. don Juan
Bosco, Superior de los Salesianos, de que me
incitó a escribir libelos en deshonor de S. E.
Rvma. el señor Arzobispo de Turín, declaro ante
Dios que dicho señor don Bosco no me propuso más
que escribir una memoria para presentar al Santo
Padre Pío IX; y no hablamos de otra cosa fuera de
esto; y añado, además, que esta declaración limpia
y neta la he hecho repetidamente al abogado
fiscal, el señor canónigo Colomiatti, cuando se me
invitó a declarar.
((**It15.257**)) Y, si
la misma declaración no es bastante explícita como
habría querido, en la deposición hecha, firmada y
jurada por mí, se debe a que la frase empleada en
ella de presentarla en Roma, se me dijo que
equivalía, como verdaderamente puede, y debe
equivaler a la otra de presentar al Santo Padre.
Después, en cuanto a la carta con la que el
padre Leoncini comunicó al señor Arzobispo la
conversación privada que con él sostuve únicamente
para defenderme de la sospecha, que el mismo Padre
mostraba (quizá para sonsacarme) tener contra mí
de haber sido yo el autor de ciertos libelos, que
se habían publicado contra el señor Arzobispo,
carta por mí reconocida y firmada como verdadera
sólo sustancialmente, digo que, si en ella hay
-como se dice y yo no recuerdo- la frase: me
propuso escribir contra el Arzobispo, sin más
añadidura, debe interpretarse en conformidad con
la declaración hecha arriba, y darle otra
interpretación, que favoreciera a la acusación con
daño para el Rvmo. señor don Bosco, sería
enteramente contrario a la verdad. Afirmo todo
esto por puro amor a la verdad, y no tengo en mi
corazón nada contra el señor Arzobispo, ni contra
don Bosco, entre quienes me gustaría mucho ver
restablecida una paz perfecta para gloria de Dios.
Turín, 30 de mayo de 1882.
P. ANTONIO PELLICANI
Entre escribir al Papa y redactar un libelo
media un abismo. Pero, del segundo párrafo de esta
declaración, se desprende claramente que se debió
fantasear mucho sobre sus palabras para llegar a
hacer decir a la declaración del testigo lo que él
no había pensado nunca expresar.
Y así nos parece que queda más claro por qué se
mantuvo obstinadamente oculta la auténtica
declaración jurada de Pellicani, mientras se
divulgó tanto la carta del padre Leoncini, que
hasta se hizo imprimir en el Summarium de la
posición <> para la causa de don Juan
Bonetti.
Durante el curso de estas controversias, se
habían consumado estos otros hechos. El 12 de
mayo, cuando don Bosco ya había salido de Roma,
apareció por allí Colomiatti, acreditado ante el
cardenal Jacobini para impugnar la Exposición y
tratar de la concordia. El Arzobispo había escrito
al Papa, pidiendo permiso para enviar un delegado
(**Es15.230**))
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