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El ir en busca de una solución pacífica, en
aquel instante, incluía una escasa seguridad de
victoria, mientras que, por parte de los
Salesianos, el adaptarse equivalía a confesar el
miedo a una condena justa.
Siempre en busca de una conciliación, monseñor
Fissore había obtenido ya una declaración firmada
por don Miguel Rúa y don Juan Bonetti contra los
libelos y habría querido también otra firmada por
don Bosco para presentarla a monseñor Gastaldi;
pero don Bosco no la mandó, antes al contrario
intentó inútilmente que le devolvieran la
precedente. En cambio, dejó en manos del cardenal
Nina la siguiente:
Eminencia Reverendísima:
Siempre ha sido mi mayor deseo alcanzar un
arreglo amistoso en la causa del reverendo don
Juan Bonetti. Varias veces hice proposiciones a S.
E. el señor Arzobispo de Turín, que fueron
aceptadas, pero después rechazadas. Una fue en
mayo de 1879. El día 26 fui llamado por el mismo
monseñor Gastaldi; me presenté y quedamos de
acuerdo en que don Juan Bonetti estaba
rehabilitado para atender las confesiones de los
fieles en toda la diócesis de Turín, dejando a la
prudencia del abajo firmante que no enviara a este
sacerdote a residir en Chieri, pero era libre de
ir a predicar y confesar allí en casos
particulares, sin ningún óbice por parte de la
autoridad eclesiástica. Esta propuesta fue
aceptada y, como tal, se la comuniqué a don Juan
Bonetti que se alegró mucho, y todos
experimentamos una gran satisfacción de que,
finalmente, terminase una cuestión inútil, que nos
consumía un tiempo inmenso, que todos deseábamos
dedicar al bien de las almas. Pero, a la mañana
siguiente, ((**It15.255**)) 27 del
mismo mes, muy temprano, recibí una carta del
señor Arzobispo en la que revocaba por tiempo
indeterminado todo lo que se había convenido el
día anterior.
En la actual situación de las cosas, no veo mas
solución que pueda convenir a ambas partes, sino
la ya propuesta y aceptada en el mes de mayo de
1879, esto es:
1.° El Arzobispo de Turín faculta a don Juan
Bonetti para atender a las confesiones de los
fieles en toda la diócesis de Turín.
2.° Don Juan Bonetti continúa, como buen
sacerdote, trabajando por la mayor gloria de Dios,
como conviene a un honesto y celoso sacerdote.
3.° Para que no vuelvan a suscitarse cuestiones
de este género, el Arzobispo retira dos
comunicaciones, una con fecha del 25 de noviembre
y otra del 1 de diciembre de 1877, en las que
amenaza al sacerdote Juan Bosco con la suspensión
ipso facto incurrenda, si escribe, imprime o
propaga escritos o expresiones que puedan resultar
a cargo del Arzobispo de Turín.
Estas comunicaciones que se reclaman, se
echaran al fuego y no se hablara mas de ellas.
Respecto a la cuestión de los opúsculos, debo
declarar que ni yo, ni los Salesianos nos hemos
jamas mezclado en esto, por cuanto me consta hasta
ahora. Siempre he lamentado, y todavía lamento,
que se hable contra la autoridad eclesiástica.
Estoy, ademas, muy dispuesto a condenar la materia
en ellos contenida, cuando se me muestre lo que
deba condenarse, conforme al criterio de la
Iglesia. Los que los han leído y meditado
convienen, por otra parte, en afirmar que la
materia de estos opúsculos o libelos concuerda
completamente con los principios e ideas
recomendadas en estos últimos tiempos por el Padre
Santo.
(**Es15.228**))
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