((**Es15.217**)
Santísimo Padre:
Mientras estoy preparando una nueva expedición
de misioneros salesianos para América y,
especialmente, para Patagonia 1, me entero de
cierta queja, presentada a la Santa Sede contra mí
y nuestra pobre Congregación, por el reverendísimo
monseñor Lorenzo Gastaldi, arzobispo de Turín,
respecto a unos opúsculos, publicados por autores
desconocidos. El señor Arzobispo me acusaría a mí
y a los Salesianos como autores de esas
publicaciones, y me dicen que la sentencia será
dictada dentro de pocos días. Como no puedo tener
exacto conocimiento de las acusaciones y
habiéndoseme asegurado que todo se basa en algunas
conjeturas y observaciones, no puedo dar las
debidas aclaraciones y, por tanto, me encuentro en
la imposibilidad de poder defenderme a mí mismo y
a mi Congregación, según la obligación de
conciencia que tengo. Por lo cual, suplico que, en
la Congregación del 17 de los corrientes, sólo se
haga juicio sobre el litigio de don Juan Bonetti,
referente a su suspensión y que se me escuche
antes de que se llegue ((**It15.241**)) a un
juicio definitivo sobre las imputaciones,
desprovistas de todo fundamento y de complicidad
en la edición de dichos opúsculos.
Pero, ya desde ahora, empiezo por declarar que
yo no he tomado parte alguna, ni directa ni
indirectamente, en la publicación de dichos
opúsculos, que ni siquiera he leído. Dos cosas
solamente sé respecto de los mismos, a saber, que
tratan de algunas doctrinas del señor Arzobispo en
torno a Rosmini y que él mismo quiso, hace tiempo,
que yo publicara una declaración, desaprobando y,
más aún, condenando tales opúsculos. Pero,
habiendo sabido por referencias habidas que las
cosas contenidas en ellos no serían reprobables
sino aceptables, puesto que se ajustan a la
doctrina católica y a opiniones. que gozan
justamente del favor de Vuestra Santidad, yo me
negué a firmar cualquier declaración en contrario
y no permití que ninguno de los míos la firmase, y
esto por miedo a desaprobar lo que quizás hubiera
sido aprobable. Creo, pues, que, por esta negativa
mía, el señor Arzobispo haya concebido la sospecha
de que los opúsculos hubieran salido de mí o de
los Salesianos.
Santísimo Padre, estoy dispuesto a condenar y
desaprobar cualquier cosa contenida en esos
libros, que la Santa Sede juzgue condenable o
desaprobable. Más aún, dado que esos libros fueron
leídos y lo son todavía por muchos y han suscitado
dudas sobre algunos puntos importantes de
doctrina, suplico humilde, pero insistentemente a
Vuestra Santidad, que los haga examinar y dar su
correspondiente juicio para norma del que los ha
leído o tuviese que leerlos.
En la confianza de que V. S., con su
acostumbrada bondad y caridad, acepte la súplica
que humildemente le presento, me uno a todos los
religiosos Salesianos para postrarme e invocar la
Santa Bendición Apostólica de Vuestra Santidad de
quien siempre me gloriaré ser
Muy
Humilde y Reconocido Hijo,
JUAN BOSCO, Pbro.
Privadamente, León XIII, cuando se presentaba
la ocasión, manifestaba sin eufemismos su
pensamiento; así lo hizo con el barón Héraud,
insigne cooperador salesiano de Niza. Fue éste a
Roma para prestar sus quince días de servicio como
camarero de capa y espada y
1 La ceremonia de la partida fue el 10 de
diciembre.
(**Es15.217**))
<Anterior: 15. 216><Siguiente: 15. 218>