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su declaración. El padre Pellicani me entregó esa
carta. O mores! O tempora! La presente declaración
del padre Pellicani no podía ser más fatal contra
don Bosco. Incluso me dijo que precisamente el
padre Segundo Franco fue instigado por don Bosco
para que escribiera los libelos contra V. S.
Reverendísima; pero él, lo mismo que el padre
Pellicani, rechazó la propuesta. Por tanto, he
citado al padre Franco para el próximo lunes>>.
íCosa singular! Esta manifestación del padre
Pellicani era la mejor prueba para arrojar sobre
el Siervo de Dios la mancha de complicidad en la
cuestión de los libelos; y, sin embargo, no se
comunicó nunca el verdadero autor. Hasta en los
procesos de beatificación, el padre Colomiatti se
conformó con llamarla <>,
pero no refirió lo esencial, ni siquiera reprodujo
el texto. >>Y quién oyó hablar más del padre
Franco en todo el desarrollo de la controversia?
El testimonio de un hombre de su talla hubiera
aplastado para siempre al presunto otorgante.
Pero, si hubo interrogatorio, el padre Franco,
hombre superior y reconocido por todos, debió
confundir de tal manera a su inquisidor que, ni
entonces ni después, durante los Procesos, se hizo
referencia alguna de él; y, si no hubo
interrogatorio, y Colomiatti renunció a la
citación, quiere decir que él tenía sus motivos.
Por lo demás, que un don Bosco haya hecho a un
padre Franco una propuesta semejante y que, en el
peor de los casos, haya éste propagado la noticia,
hablando con uno que fue su hermano, son cosas de
tanta inverosimilitud que, sólo el haber supuesto
((**It15.240**)) la
posibilidad, es, por lo menos, indicio de una
mente enferma. La explicación más admisible de
cuanto el Abogado fiscal escribió a Monseñor es
que Pellicani hablara en un sentido y Colomiatti
haya querido entenderle en otro que le favorecía,
de lo que pronto tendremos luminosa prueba.
En la carta citada, continuaba Colomiatti:
<>.
Meticulosas precauciones, hijas del miedo a
tener que poner un día las cartas boca arriba y
quedar abochornado.
Algún rumor de estos enredos llegó a oídos de
don Bosco: por lo que, a finales de noviembre o
principios de diciembre (la copia de la carta no
lleva fecha), escribió al Padre Santo.
(**Es15.216**))
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