((**Es15.212**)
Roma, donde constituyeron el argumento principal
de la acusación.
Cuando don Bosco se enteró, unos meses después,
mandó llamar a Pellicani, le hizo comprender la
injusticia a la que se había prestado y le
convenció para que desmintiera aquella falsedad;
pero, después, no conforme con las palabras que
vuelan al viento, le envió un testimonio que fuera
permanente y en el que exponía la pura verdad de
los hechos 1.
Muy Rvdo. P. Pellicani:
He reflexionado sobre cuanto se refiere a
nuestra conversación y, por cuanto he podido
recordar, creo que, con seguridad histórica, debe
escribirse como sigue:
Vino usted al Oratorio, con motivo de sus obras
impresas o que se estaban imprimiendo. En la
conversación se lamentaron algunos hechos
referentes a nuestro Superior eclesiástico. V. S.
dijo que sería utilísimo comunicárselo al Padre
Santo. Yo respondí: -<>.
Esto es todo.
Puede que se hayan empleado otras palabras,
pero el sentido preciso es ése. Considero oportuna
tal rectificación, porque, de las averiguaciones
que está haciendo el señor Arzobispo, es muy
probable que yo me encuentre obligado a invitarle
a que haga una nueva declaración. Usted podría
decir ((**It15.235**)) que,
habiendo reflexionado atentamente sobre la
conversación habida entre nosotros, siente el
deber de modificarla como arriba queda dicho.
Reciba los sentimientos de mi aprecio y créame
Turín, 14 de octubre de 1881.
Su humilde servidor
JUAN BOSCO, Pbro.
El día anterior a esta fecha, había partido
para Roma el Abogado fiscal de la Curia. Por su
correspondencia con Monseñor, podemos seguir paso
a paso las visitas que hizo a Cardenales, Prelados
y otros personajes. El 14 de octubre escribía:
<>.
1 Don Joaquín Berto pudo sacar copia, que se
conserva en nuestros archivos.
(**Es15.212**))
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