((**Es15.210**)
actuaba en aquella indagación en calidad de juez
delegado para instruir el proceso, dio muestras de
contentarse con que don Juan Bonetti diera a
entender que sospechaba de alguno; pero don Miguel
Rúa, que representaba a ((**It15.232**)) don
Bosco y a don Juan Bonetti ausentes, lo disuadió
de semejante pretensión 1.
Ya en la carta del 29 de diciembre de 1880 2 al
cardenal Caterini, monseñor Gastaldi había
expresado su convencimiento de que, si don Juan
Bonetti no era el autor, al menos había colaborado
en la compilación del segundo opúsculo; de donde
deducía también la culpabilidad en los otros, cuyo
estilo, según su parecer, daba a entender la
identidad de origen. Por eso, declaraba sin el
menor titubeo:
<>.
Después, recargando las tintas, insistía:
<>.
Para asesorarse bien del paso que iba a dar,
hizo que el Procurador del Rey, el abogado
Demissoglio, leyera los famosos libelos, los
examinara y viese si contenían los extremos
necesarios para abrir un proceso criminal a don
Bosco o a quien los hubiese redactado. El
magistrado, después de examinarlos, le dijo:
-Ciertamente, se puede encontrar en ellos
materia para un proceso, >>pero no hay
efectivamente nada de verdad en todas estas
imputaciones?
-Naturalmente, respondió Monseñor, ciertos
hechos podrían interpretarse diversamente. ...
Existen equívocos... No se podrían negar ciertas
cosas.
-Entonces, dejémoslo quieto, replicó aquél, no
alborotemos un avispero, del que no pudiéramos
salir con honor.
((**It15.233**)) Entre
tanto, seguían las pesquisas. El 11 y el 13 de
julio de 1881, el canónigo Chiuso, Canciller de la
Curia, y el abogado Colomiatti llamaron a don Juan
Turchi, Rector entonces del Instituto de
1 Carta de don Miguel Rúa a don Juan Bonetti,
Turín, 8 de abril de 1881.
2 Véase más arriba, pág. 174.
(**Es15.210**))
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