((**Es15.206**)((**It15.227**))
CAPITULO VII
INTENTO DE PROCESO POR UNOS
FOLLETOS
HEMOS entrado en el período más trágico de la vida
de don Bosco. Gravísimas preocupaciones se
acumularon sobre su cabeza contemporáneamente.
Sólo un hombre totalmente de Dios podía aguantar
tantos contratiempos. Era verdaderamente la lucha
por la existencia. Aun sin querer hacer caso a la
voz que se corrió por entonces de que se pretendía
destruir la Congregación, una cosa es cierta: que
la infamia no sólo hubiese afectado al nombre de
don Bosco, sino que también habría herido de
muerte a la Sociedad por él fundada. Muchos se
habrían salido y muchos otros no hubieran entrado.
Este peligro y la vergüenza del descrédito ante el
mundo, eran más que suficiente para causarle una
ruina fatal.
Resulta hermoso, mientras tanto, ver almas
humildes y buenas que, conociendo sus penas,
escribían a don Bosco palabras de aliento
cristiano. Un joven sacerdote, cooperador
salesiano, le escribía desde Roma 1: <((**It15.228**)) con
las aguas de la tribulación (...). Dios ha
permitido que los Salesianos encontraran en su
natural protector un poderoso adversario. Dios
conoce las razones y no permitirá que falte a la
Congregación Salesiana el triunfo que ya tarda en
llegar>>. También una cooperadora, que hablaba en
nombre de otras cooperadoras de Acqui, le escribió
con delicadas observaciones 2: <(**Es15.206**))
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