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cuidado de anotar todo lo que vaya sucediendo
entre usted y el señor Arzobispo, para dar después
cuenta fiel a la Sagrada Congregación.
Esto es cuanto me urgía comunicarle. Ahora
aprovecho la ocasión para augurarle de corazón
toda suerte de felicidad espiritual y temporal del
Niño Jesús, quien, estoy seguro, aceptará con
gusto el ofrecimiento de sus muchas tribulaciones
y amarguras y, en recompensa, le dará gran alivio
y ánimos para proseguir su Obra, e implorando del
Señor una copiosa bendición sobre toda la
Congregación, tengo el placer de reafirmarme con
particular estima,
De Vd. Rvmo. Señor,
Roma, 20 de diciembre de 1881.
Afectísimo seguro servidor
L. Card. NINA, Prefecto
La mente era, por tanto, que, antes de
pronunciar una sentencia definitiva, se intentase
resolver la controversia de bono et de aequo cum
partis utriusque decore, esto es, mediante un
justo y decoroso acomodamiento de las partes. Esto
la Sagrada Congregación se lo notificó
oficialmente a don Bosco, precisándole, ((**It15.219**))
además, el modo de hacerlo: visitar al señor
Arzobispo; presentarle una súplica de don Juan
Bonetti, pidiendo ser rehabilitado para confesar
en el oratorio de Chieri; y pedir perdón por los
disgustos que hubiera podido ocasionarle; ponerse
de acuerdo en la forma de regular los asuntos en
Chieri, de forma que los Salesianos no turben las
funciones parroquiales propiamente dichas, ni que
tampoco se vean impedidos de promover el bien
espiritual de las almas, como habían venido
haciendo con gran fruto 1.
Otra carta oficial, dirigida al mismo tiempo al
Arzobispo, era algo más larga. Se decían en ella
cinco cosas: 1.¦, que había sido demasiado severa
la medida tomada contra don Juan Bonetti; 2.¦, la
resolución cardenalicia y la manera de cumplirla;
3.¦, que el Arzobispo recibiese statim atque
humaniter (enseguida y con cortesía) a don Bosco y
concediese a don Juan Bonetti la facultad
solicitada nulla interposita mora (sin ninguna
demora); 4.¦, que amonestase al Párroco de Chieri
y a sus ayudantes para que tuviesen más caridad
con los Salesianos; 5.¦, que levantase la
intimación de suspensión ipso facto incurrenda, si
don Bosco escribía o imprimía cualquiera cosa en
su defensa y la de su Instituto. Por último, se
apelaba a la habilidad y docilidad de Monseñor
para que todo se cumpliera con la máxima solicitud
2.
Antes de recibir el rescripto de Roma, ya había
respondido don Bosco así al Cardenal Nina:
1 Véase Apénd. Doc. Núm. 24.
2 Véase Apénd. Doc. Núm. 25.
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