((**Es15.194**)
régimen interior y disciplinar de nuestra
Congregación, como si no fuera más que un
instituto diocesano; a menudo, y sin razón alguna,
se negó a admitir a nuestros clérigos a las
Ordenes sagradas; a veces, por fútiles pretextos,
negó a nuestros sacerdotes la facultad de
predicar, confesar y hasta celebrar la Misa en su
diócesis; en ocasiones, les suspendió sin culpa
canónica y sin hacer preceder las formalidades,
requeridas por los sagrados cánones; nos prohibió
publicar en su Diócesis Breves obtenidos del Sumo
Pontífice en favor de nuestras Obras; reprobó
Instituciones benéficas que habían sido bendecidas
y recomendadas por el Padre Santo; escribió cartas
a hombres ilustres y sencillos, y hasta imprimió
libelos para difamar a los Salesianos y a su
Superior. Parece que todos estos actos han sido
promovidos por el enemigo de todo bien, para
ahogar y destruir nuestra pobre Congregación o, al
menos, poner obstáculos para impedir que consiga
el fin para el que fue instituida y aprobada por
la Santa Sede.
Todas estas y otras innumerables molestias las
hemos aguantado hasta ahora en silencio. Los
tiempos que corren son difíciles para la Santa
Iglesia, y yo no quería acarrearle disgustos
invocando solemnemente su supremo y autorizado
juicio en nuestra propia defensa. Me dolía,
además, hacer reclamaciones contra un Personaje, a
quien siempre aprecié y veneré.
((**It15.214**))
Hubiéramos continuado todavía sufriendo en
silencio semejantes molestias y dificultades; pero
últimamente el Arzobispo defirió a la Sagrada
Congregación del Concilio y publicó cosas
infamantes contra el que suscribe y contra la Pía
Sociedad Salesiana, invocando las resoluciones del
caso; y, por tanto, yo me encuentro obligado por
deber de obediencia a presentar a la Santa Sede la
presente Exposición.
Y, puesto que cumplo este doloroso deber con
gran repugnancia de mi espíritu, pasaré por alto
muchos hechos y dichos, que únicamente se refieren
a mi humilde persona, exponiendo tan sólo las que
corresponden a la Congregación o a mí mismo, en mi
calidad de Cabeza y Superior de la misma.
Turín, 15 de diciembre.
Octava de la fiesta de María Inmaculada, 1881.
JUAN BOSCO, Pbro.
El texto, que procede cronológicamente desde
1872 hasta 1881, enumera año por año, en más de
setenta páginas, las actuaciones menos benévolas
del Ordinario turinés con don Bosco y los
Salesianos; resume, después, en dos páginas las
perniciosas consecuencias que de ellas se
derivaron y concluye con una súplica y una
protesta: la súplica de ayuda y protección por
parte de la Santa Sede; y la protesta de sumisión
incondicional a cualquier disposición, consejo y
aviso que pluguiere al Papa darle.
El <>, que le obliga a
hacer esta Exposición, no debe hacer suponer
ningún precepto venido de lo Alto. La comparación
del borrador con la redacción definitiva del
original nos convence de que la misma Santa Sede,
al aprobar la Congregación y confiarle su custodia
y gobierno, le puso en la obligación de guardar
(**Es15.194**))
<Anterior: 15. 193><Siguiente: 15. 195>