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Eminencia Reverendísima:
Al menos alguna vez me gustaría dar buenas
noticias a V. E. Rvma. Tras una serie de
esfuerzos, trabajos y sacrificios, soportados en
La Spezia, finalmente hemos podido terminar la
iglesia y la casa nueva, en la que ya estamos y
habitamos. De este modo, hemos podido alejar a más
de quinientos muchachos de las escuelas
protestantes y encaminarlos, como ya lo hacen, por
la instrucción católica. Si tuviéramos locales más
espaciosos, mayor sería aún el número.
Estudiaremos cómo poder hacerlo y esperamos no nos
falte el auxilio de Dios.
La nueva casa y la nueva iglesia en los Llanos
de Valle Crosia también están terminadas y llenas
a más no poder. Por el Boletín Salesiano, podrá
ver la solemne función que se hizo, cuando el
Obispo trasladó el Santísimo Sacramento de la
iglesia provisional a la definitiva. Sólo señalo
con gozo que las escuelas de niños y niñas,
regentadas por los protestantes, han sido
clausuradas definitivamente por falta de alumnos.
Además, tampoco acude ya ningún católico al templo
de los valdenses, a pesar de los constantes
requerimientos que hacen para engatusar a los
incautos creyentes.
La casa de Lucca va adelante en medio de
grandes dificultades, que se van venciendo poco a
poco. Más borrascosas son las cosas en Florencia,
donde los protestantes gastan inmensas cantidades
de dinero, y nosotros nos encontramos en la
miseria y sin casa. Tenemos, a pesar de todo, viva
confianza de podernos arreglar y afianzarnos en
breve; pero ((**It15.208**)) aquí
necesitamos las oraciones de V. E. y una bendición
especial del Padre Santo.
Don Francisco Dalmazzo le dará más detalles.
Por mi parte, le ruego comunique estos resultados
al Padre Santo, quien, en varias ocasiones,
manifestó que tenía mucho interés en ello.
Me encomiendo a la caridad de su santas
oraciones, mientras tengo el alto honor de
profesarme humildemente de V. E. Rvma.
Turín, 30 de junio de 1881.
Seguro Servidor,
JUAN BOSCO, Pbro.
Parecía que la causa debía ser tratada en
septiembre, pero iba llegando éste a su fin, sin
que aparecieran indicios de una próxima discusión.
Don Juan Bonetti, que estaba sobre ascuas, hacía
todo lo posible ante el abogado Leonori, casi
cargando sobre él la culpa de la dilación, y lo
estimulaba a que escribiera la defensa con tiempo
para distribuirla impresa a los Cardenales, antes
de las vacaciones, a fin de que se pudiera
discutir la causa inmediatamente después 1.
A últimos de septiembre, hubo un cambio de
escena. Presidía don Bosco en San Benigno una
tanda de ejercicios espirituales para los
novicios, que se preparaban a emitir los votos,
cuando de improviso se presentó allí el canónigo
Menghini, abogado del Arzobispo, con la
1 Véase Apénd. Doc. Núm. 20.
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