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Don Bosco, prestando fe a tales declaraciones,
condescendió a los deseos de Monseñor; por lo
cual, se le presentó el canónigo Colomiatti, el 27
de mayo, con plenos poderes para terminar la
cuestión, en nombre del Arzobispo. La conversación
fue larga. El Beato creyó en la lealtad y
sinceridad de las promesas que se le hacían y, en
consecuencia, se estableció verbalmente que el
Ordinario retiraría todas las protestas enviadas a
Roma contra don Juan Bonetti, contra don Bosco y
contra la Congregación y que don Juan Bonetti
quedaría libre de toda molestia y suspensión, tal
y como estaba antes del 12 y 14 de febrero de 1879
y como ya había sido otorgado por el Arzobispo el
26 de mayo del mismo año, por la tarde,
otorgamiento revocado a primeras horas del día
siguiente.
Con estas dos únicas condiciones, don Bosco
((**It15.202**)) dejó
en manos de Colomiatti un autógrafo que sirviera
de base para el pacífico arreglo; pero nótese bien
que debía volver a manos de don Bosco juntamente
con otro del Arzobispo, en el que se expresara su
aceptación de dichas condiciones. Así se acordó
verbalmente. El escrito de don Bosco decía:
<>. Y seguían
la fecha y la firma.
Cuando el Arzobispo tuvo en sus manos tal
escrito, lo envió con una declaración suya, no a
don Bosco, para que viese si ésta estaba de
acuerdo con lo estipulado con el Abogado fiscal,
sino al Cardenal Prefecto del Concilio. En la
carta de acompañamiento, decía el Arzobispo: <>.
Hay aquí varias cosas que observar. Ante todo,
no se hace mención alguna de las dos condiciones
verbales; no se revoca la prohibición
(**Es15.184**))
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