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que la de interesarlo sobre el estado del litigio
en el sentido que acabamos de decir. En efecto, le
manifestó el vivo deseo de que ((**It15.193**)) se
arreglase la cuestión buena y llanamente entre
ambas partes, sin continuar el proceso, declarando
que, si don Juan Bonetti estuviere dispuesto a
pedir perdón al Arzobispo, así se podría llegar a
un acuerdo que fuera de recíproca satisfacción. El
Cardenal encotraba más prudente que, estando ya la
Congregación en autos del asunto, las partes se
sometieran al laudo que ella dictaminara. Sin
embargo, el Canónigo insistió, rogando a Su
Eminencia que mediara con don Bosco para tal fin.
El Cardenal, después de madura reflexión, no creyó
oportuno rechazar el ruego que le hacían; por
tanto, escribió a don Bosco, remitiéndose a su
prudencia y caridad y asegurándole que el señor
Colomiatti se mostraba bien dispuesto y no
rehusaría aceptar una vía de conciliación 1.
Así, el cardenal Nina escribió enseguida a don
Bosco, exponiéndole su modo de ver y enviándole
una carta por medio del mismo Canónigo; pero éste
no pudo entregársela personalmente, porque el
Beato, como ya sabemos, se encontraba entonces en
Francia, a donde se la remitieron. La límpida
respuesta del Siervo de Dios pone la cuestión en
sus puntos justos y precisos.
Eminencia Reverendísima:
La respetabilísima carta que Su Eminencia se ha
dignado escribirme, referente a la controversia de
don Juan Bonetti, dio una vuelta muy grande y
llegó a mis manos en Roquefort, cerca de Tolón.
Deseo vivamente que todo se arregle
amigablemente. Hace casi un año que el Arzobispo
me mandó llamar y nos pusimos de acuerdo en que
levantaba la suspensión a don Juan Bonetti y yo,
para quedar en paz, hice de modo que este
sacerdote no fuera a la ciudad de Chieri a ejercer
el sagrado ministerio. Se lo comuniqué al mismo
don Juan Bonetti, que quedó muy satisfecho, ya que
es un sacerdote de conducta ejemplar y muy
trabajador.
Pero, el día siguiente a nuestra entrevista,
recibí muy temprano una carta del señor Arzobispo,
en la que se retractaba de lo dicho y de toda
suerte de arreglo, volviendo las cosas a la
primera situación. ((**It15.194**)) En el
caso presente, después del arreglo propuesto, se
pone una condición inadmisible. Si don Bosco, dice
el teólogo Colomiatti, no acepta un arreglo, el
Arzobispo le incoará un proceso, como autor de los
libelos infamatorios que se publicaron contra el
Arzobispo.
De modo que, si yo acepto el arreglo propuesto,
me declaro culpable de los libelos infamatorios,
lo cual siempre yo lo he detestado. Y, si después
se quisiera terminar la cuestión fuera de los
tribunales, no veo un camino más fácil que volver
a cuanto ya se había establecido, esto es,
levantar la suspensión a don Juan Bonetti, y
asunto terminado.
1 Véase Apénd. Doc. Núm: 15.
(**Es15.177**))
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