((**Es15.173**)((**It15.188**))
CAPITULO VI
LA CAUSA DE JUAN BONETI,
ANTE LA CONGREGACION DEL
CONCILIO
EL 2 de noviembre de 1881, fue don Bosco a San
Benigno para hacer con los novicios el ejercicio
de la buena muerte y bendecir la sotana de
cuarenta y cinco de ellos. Su aspecto era el de
siempre: su exterior no dejaba entrever indicio
alguno de grandes aflicciones; pero, en
conversación privada con don Julio Barberis, le
contó algunos disgustos que, dijo, eran de los más
graves de su vida.
-Ayer, añadió, tuve que pedir mucho al Señor
que me sujetase bien la cabeza en su sitio; son
cosas para volverse uno loco. Especialmente
durante estos dos días, se han acumulado hechos de
diversa especie y han llegado a mi conocimiento
otros ya pasados, todos de carácter desfavorable.
Recogióse después un instante y, sonriendo con
una sonrisa melancólica, continuó:
-Necesito que alguien me anime un poquito.
Son palabras que explican bastante por qué se
desahogaba tan efusivamente con su querido
Barberis. Después de la cena, para alejar los
pensamientos tristes, empezó a narrar episodios
que le habían ocurrido en tiempos remotos 1.
((**It15.189**)) Los
mayores contratiempos que, por entonces, padecía
don Bosco eran la cuestión que se ventilaba ante
el Consejo de Estado sobre el cierre de las
escuelas en el Oratorio, la causa de don Juan
Bonetti respecto al Oratorio de Chieri y la de
ciertos opúsculos contra el Arzobispo de Turín.
Respecto a la primera, ya hemos dicho todo en el
capítulo sexto del volumen anterior, al anticipar
la narración de los últimos hechos; de la última
hablaremos más adelante; y ahora reanudaremos la
historia de la segunda, que dejamos sin terminar
en el capítulo octavo del volumen decimocuarto.
1 De un cuaderno manuscrito, unido a la Crónica
de la casa de San Benigno. El contenido fue
dictado por don Julio Barberis o escrito por él
mismo y entregado después para su copia.
Publicamos en el Apéndice (Doc. 3) el relato de
estos episodios.
(**Es15.173**))
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