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((**Es15.171**) El Señor ha hecho todo esto y es admirable a nuestros ojos. Entonces todos vuestros hermanos e hijos cantarán al unísono: No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a tu nombre da gloria). Estas últimas palabras las cantó el jovencito de la blanca túnica y a su voz se unió una multitud de voces tan armoniosas y sonoras que todos quedamos extasiados y para no caer desvanecidos nos unimos a los demás en el canto. Cuando éste se hubo terminado, se oscureció la luz. Entonces me desperté y observé que comenzaba a amanecer. * * * Para recuerdo. Este sueño duró casi toda la noche y por la mañana me encontré extenuado de fuerzas. Sin embargo, por temor a olvidarme de algo, me levanté en seguida y tomé algunos apuntes que me han servido para recordar cuanto he referido hoy, día de la Presentación de la Santísima Virgen en el templo. No me ha sido posible recordarlo todo. Pero entre otras muchas cosas he podido conocer, con certeza, que el Señor usa de gran misericordia para con nosotros. ((**It15.187**)) Nuestra Sociedad es bendecida por el cielo, pero Dios quiere nuestra cooperación. Los males que nos amenazan se podrán evitar si predicamos sobre las virtudes y combatimos los vicios arriba indicados, y si esto que predicamos lo practicamos y lo legamos a nuestros hermanos como práctica tradicional de cuanto se ha hecho y haremos. He podido conocer también que nos aguardan próximamente muchas espinas, muchos trabajos, a los que seguirán grandes consuelos. El año de 1890 será fecha de temer y el 1895 de grandes triunfos. Maria Auxilium Christianorum, ora pro nobis. Don Miguel Rúa puso inmediatamente en práctica la amonestación del Personaje, de tomar las cosas reveladas como tema de predicación; pues él mismo dio a los Hermanos del Oratorio una serie de conferencias, en las que les comentó detalladamente las dos partes del sueño. El tiempo en el cual don Bosco encuadraba la doble eventualidad de los triunfos y de las derrotas, correspondía en la Congregación al período que en la vida humana se relaciona con la adolescencia, momento delicado y peligroso, del cual depende generalmente todo el porvenir. En el último decenio del siglo pasado, el multiplicarse de las casas y de los socios por tantas y tan diferentes naciones podían dar sin duda lugar a una de esas desviaciones de la línea recta, que si no se corrigen prontamente, llevan a una separación del camino principal. Pero al desaparecer don Bosco, la Providencia nos hizo encontrar en su sucesor la mente iluminada, la voluntad enérgica necesarias en aquella fase crítica. Don Miguel Rúa, que se podía llamar perfectamente la personificación viviente de todo lo bello y lo bueno contenido en la primera parte del sueño,,fue en efecto el centinela vigilante, (**Es15.171**))
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